Rememora el Papa su visita a Michoacán
MORELIA, Mich., 14 de febrero de 2016.- ¿Cómo siente la gira del papa, hasta el momento?, se le preguntó al Cardenal, Alberto Suárez Inda.
“¿Cómo la vez tú?”, respondió raudo.
¿Cree que ha cumplido la expectativa?, se le martilló.
“¡Claro! ¡Y por mucho!”, exclamó en corto.
Y para Morelia, Cardenal ¿qué se espera?
“Aún mejor, mucho mejor. ¿Cómo ves tú el ambiente?, me interrogó.
“Con mucho ánimo. Muy efervescentes”, me limité.
“¡Ya ves. Nos va a ir muy bien, muy bien”, concluyó, mientras caminaba hacia el atrio de la Catedral.
Suarez Inda había concluido una bendición al beato michoacano, Joselito.
Previo a ello, se dirigió a sus creyentes, un pequeño grupo de personas que depositaron la imagen -al parecer en bronce- de un niño abatido a balazos.
El jerarca católico ofreció un mensaje. Biblia en mano habló del sacrificio que hay que ofrecer a Cristo, de la voluntad y convicción por la Iglesia.
Este, fue uno de los varios eventos sostenidos previo al día D.
Ya esta lista la recepción.
El papa pisará tierras michoacanas en menos de 36 horas.
Ya ha concluido dos largas etapas: la Ciudad de México y el Estado, en Ecatepec.
Y si, en efecto, se ha cumplido la expectativa, tanto en lo misionero, en lo religioso, como en el social y humano.
Ya en el centro de la capital de respira el papismo al por mayor.
Las calles se ven abonadas por decenas de jóvenes religiosos, de monjas de diversas órdenes.
Es evidente el crucifijo colgado al cuello, la decencia en el vestir y el pelo corto.
De las mujeres, ni hablar. El hábito las delata.
La papamanía también se observa en cada palmo del Centro Histórico.
En sus dos planchas: la de Armas y la Melchor Ocampo ya se aprecian los vendedores de souvenirs: playeras, pósters, rosarios, banderines, y todo lo que tenga que ver con la imagen de Francisco y los colores amarillo y blanco, ya están a la venta, el alcance de los católicos.
Ya se respira en cada rincón del centro.
Esta tarde, por ejemplo, dos actividades alusivas a la gira papal.
La primera de ellas en la Plaza Valladolid. Ahí, la Secretaria de Cultura dio una probadita del agasajo cultural que se ofrecerá al vicario de Cristo durante su recepción.
¡Puro Michoacán! En todas sus expresiones: danza, música, baile, artesanía y folklor.
La segunda, en la Plaza Juárez. Un festival de jóvenes cristianos que dieron la bienvenida a la Antorcha de la Esperanza.
Música y cantos a Cristo suprimieron las rolas chillonas de los tradicionales payasos.
Hoy todo se inundó de Cristo y del papa Francisco.
Chavalos con altavoces que emitían rolas religiosas y con la playera bien puesta de Francisco, transitaron orgullos las plazas.
Las huestes papales ya están aquí.
Aún por la mañana, el alcalde moreliano, Alfonso de Jesús Martínez Alcázar argumentaba que no se tiene establecida una cifra confiable sobre el número de visitantes.
Pese a ello, serán cientos de miles, cientos de miles a los que se les tendrá que ofrecer lo mejor de lo mejor del corazón de los morelianos.
Será una inversión a mediano plazo. Ahí se justificará la imagen de una ciudad segura, de un destino turístico apto para el visitante, competitivo y mejor que otras alternativas coloniales.
Ya lo dijo el Cardenal: “nos va a ir muy bien, muy bien”.
Que su voz sea profética.
Hoy, esta ciudad la necesita más que nunca.