¿A dónde vamos?
Conforme avanzamos en el camino al 2 de junio de 2024, va quedando claro lo que no queremos. Lo dijo Claudia en la Arena México: ¿queremos corrupción o transformación? Todo mundo gritó su rechazó a la corrupción.
Ahora, ya es el momento de hablar de lo que sí queremos: la transformación. Pero, ¿Qué es?, ¿Cómo la queremos?, ¿a dónde nos llevará como país y en lo individual?, ¿Nos pasará como en Brasil, Ecuador o Argentina? Allá, después de diez años de gobiernos progresistas salieron de la pobreza millones de familias pero, al final hubo reversa y el avance se desvaneció cuando volvieron los gobiernos de la derecha y con ellos la corrupción y la pobreza.
Para ir despejando el camino entonces es bueno tratar de responder a esas preguntas.
- La transformación o cambio verdadero en México no puede ser instantáneo, pero, deberá ir logrando que haya pan, paz y trabajo para tod@s.
- La transformación debe permitir que todo mundo ejerza sus derechos básicos a la educación, la salud, a la seguridad, a una jubilación digna; a los servicios municipales, a una vivienda decorosa, a un trato igualitario y de respeto e inclusión sin importar cuestiones de género, étnicas, religiosas, de diversidad sexual y de diversidad cultural o de clase.
- La transformación debe consolidar la recuperación y conquista de la soberanía nacional en todos los ámbitos: la economía, la política, la cultura y la vida social incluyendo a la población migrante.
- La transformación debe permitir que el pueblo tenga acceso y disfrute a los beneficios del conocimiento científico y tecnológico, al disfrute del universo de las artes y a participar en la construcción de un futuro para tod@s en un mundo sostenible y de buen vivir para las y los individuos, las familias, las comunidades y la sociedad.
- La transformación en marcha, si no va a tener reversa será porque ha de construirse sobre los fuertes cimientos de la Revolución de las Conciencias que hace de millones una poderosa fuerza política que mueve al país sin pausa, sin titubeos y sin coqueteos con la derecha como dijera este 18 de marzo de este año Andrés Manuel en el Zócalo de la Ciudad de México.
Si eso queremos, entonces ni de lejos pueden personas como Xóchitl Gálvez o Samuel García ofrecer algo serio; se trata ahora de abrir el diálogo con quienes desde las fuerzas de la Cuarta Transformación se preparan ya para ganar las elecciones en las urnas el 2 de junio y a ellos y a ellas son a quienes debemos interpelar para que asuman el compromiso de avanzar hacia el segundo piso de la transformación del cual habla Claudia Sheinbaum.
Por lo pronto, en estos días ya se acercaron miles quienes aspiran en MORENA a ocupar cargos de elección popular a tomar los cursos de capacitación con los que conocen los documentos básicos de este Partido, sus Principios, el Programa y el Estatuto con los que ha de actuar la organización, además de otros documentos que deben manejar quienes serán legisladores y funcionarios públicos en el período siguiente. Esto no se ve en otros partidos y marca un cambio saludable y radical frente a tanta improvisación y demagogia que aún existe en los viejos partidos.
Hoy, ante el registro de Claudia Sheinbaum como precandidata de MORENA a la Presidencia de la República y el contundente apoyo que ya tiene del Pueblo de México, queda claro que el electorado va a demandar a todas y a todos los aspirantes a los cargos de elección popular lo que ella ha ofrecido y ha practicado en su vida personal y en la función pública en la línea de AMLO: honestidad, trabajo sin límite, lealtad a la 4T y amor al Pueblo. Ni más ni menos que eso.