Última llamada
“Democracia disfuncional”
Quienes piensan que el triunfo de AMLo demostró un proceso electoral democrático ¡Están en un error!
R- Guarraguauuu, mi Santias, nada te parece. Tuvimos una elección ejemplar, la democracia venció al sistema, el oficialismo perdió y el resultado fue aceptado por todos de forma inmediata, ¿qué más quieres?
S- Objetividad en el análisis, mi Rufo, objetividad. En mi opinión está elección fue tramposa, amañada, con árbitros parciales e ineficaces y con un nivel inmoral en la justificación de mentiras para descalificar al contrario, algo indigno de quienes aspiran a gobernar a México.
R- ¡Guau! Pero perdió el PRI de Peña Nieto, mi Santias, eso sería impensable en una democracia controlada por poderes fácticos.
S- No mi Rufo, perdió el PRI de EPN, porque empezando por la cabeza fue un gobierno corrupto que solapó las tropelías y raterías de sus cuates y correligionarios; perdió el PRI porque sus militantes (léase borregada) fueron dóciles al poder presidencial de un chamaco imberbe ensoberbecido con la investidura presidencial, la que uso a discreción para cometer abusos y otorgar impunidad, perdió el PRI porque les fue imposible matizar el nivel de degradación de sus integrantes y liderazgos y porque con su cinismo hartaron a la ciudadanía; pero no perdió el PRI porque tengamos una democracia funcional y unas instituciones capaces de defender la voluntad ciudadana. La verdadera foto de nuestro sistema “democrático” (entre comillas) y de nuestras “instituciones” (también entrecomillas), la tuvimos en las elecciones del 2017 en el Estado de México y en Coahuila, en donde los “triunfadores” ganaron haciendo trampa avalados por instituciones y tribunales de pacotilla, como en mi opinión sucedió en Puebla en la elección a gobernador; elección hoy impugnada y en espera del fallo en tribunales.
Concretando, Morena y Andrés Manuel no ganaron porque nuestro sistema democrático y electoral sea funcional, ganaron porque no había manera de “borrar” treinta millones de votos; la avalancha de votos ciudadanos rebasó la capacidad de fraude de partidos, poderes fácticos, políticos y gobernantes; y esta avalancha a favor de AMLO tuvo como incentivo el cambio de sistema y el combate a la corrupción. En esta elección hubo compra de votos, casillas robadas, acarreo de votantes, operación ratón y carrusel, permisividad de autoridades, declaraciones tendenciosas del INE, intervención del gobierno, uso de instituciones y todo tipo de mañosidades, también existieron cooptación de líderes, manipulación telefónica, amenazas, violencia, asesinatos y otras lindezas del sistema político mexicano; la única variable, a diferencia de los trinquetes en EdoMex y Coahuila, es que fue de tal manera arrollador el apoyo a AMLo y a Morena que ninguna truculencia fue porcentualmente significativa, con excepción de Puebla, en donde Moreno Valle sigue ambicionando, con el apoyo de Ricardo Anaya, imponer a su mujer contra todo sentido ético, democrático y de decencia del partido Acción Nacional, al que, en adición, cínicamente intenta dirigir.
R- Guarraguauuu, mi Santias. Yo que creí que estarías festejando una fiesta democrática y nada, todo lo hechas a perder con tus amarguras.
S- No son amarguras, mi Rufo ¡Es objetividad!; si la democracia mexicana fuera madura y funcional, no estaríamos viendo abusos como el de la gobernadora del PRI en Sonora, Claudia Pavlovich, que con la mayoría priísta que hoy tiene, en complicidad de los diputados del PAN, molesta porque el pueblo le puso freno a sus abusos eligiendo un congreso de oposición (Morena), de la manga se inventó un “decreto” para invalidar autoridad y decisiones de los diputados en la siguiente legislatura. Ya como corolario te diría, perro, que si nuestra democracia fuera funcional, las instituciones fueran probas y nuestra clase política decente, el P.T. debió desaparecer hace unos años, lo mismo que hoy el PRD, MC y el PVEM que en esta elección presidencial obtuvieron el 2.83%, 1.78% y el 1.85% respectivamente. Cito el Artículo 94 de la Ley General de Partidos Políticos: 1- Son causa de pérdida de registro de un partido político: b- No obtener en la elección ordinaria inmediata anterior, por lo menos el tres por ciento de la votación válida emitida en alguna de las elecciones para diputados, senadores o Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, tratándose de partidos políticos nacionales…” Las palabras clave son “algunas” y “o Presidente de los Estados Unidos Mexicanos”, es decir, no importa si en la elección de senadores o diputados obtuvieron más del 3%, si en la presidencial no ¡Se van!… Y éjele que no se fueron, incumpliendo la ley con el aval del tribunal, en perjuicio de México.
Conclusión, nuestra incipiente democracia sigue en pañales y las trampas y componendas con tribunales e instituciones hoy están más vigentes que nunca ¡No nos durmamos en nuestros laureles!… ¡Así de sencillo!
Un saludo, una reflexión.
Santiago Heyser Beltrán