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Presupuesto Electorero
Ricardo Saldaña/Quadratín
Como todos los años, la administración en turno presenta al Poder Legislativo el programa donde dice cómo obtendrá recursos el gobierno y en qué los va a gastar; fue así como el pasado sábado, el presidente Andrés Manuel López Obrador envió al Congreso, su presupuesto para el 2019.
Elaborado por la Secretaría de Hacienda, el presupuesto prevé un crecimiento del país de entre el 1.5 por ciento y 2.5 por ciento, el dólar se mantendrá en 20 pesos y el gobierno gastará 5.77 billones de pesos, aunque sólo recaudará 5.27 billones.
La inflación la estiman en un 3.4 por ciento, el precio de la mezcla mexicana de petróleo de exportación costará 55 dólares por barril y se producirán un casi dos millones de barriles diarios.
Para el presidente, el presupuesto está equilibrado porque va a tener los ingresos suficientes para financiar sus gastos sin endeudar al país, sin aumentar impuestos, sin crear impuestos nuevos y sin gasolinazos, al menos eso prometió.
Una fortaleza del próximo presupuesto es que, aunque con un discreto crecimiento, la economía mantendrá estabilidad y tendrá una clara orientación social en atención a muchos grupos marginados.
Habrá que ver cómo quedarán las participaciones federales hacia los estados y los municipios, pero los primeros análisis indican que en términos reales, los recursos serán menos.
Pero si analizamos con cuidado su diseño, observamos que además, contiene una clara orientación política, porque beneficia a los sectores a los que López Obrador prometió ayudar en su campaña, principalmente a los jóvenes, las personas de la tercera edad y otros grupos vulnerables.
En efecto, es un presupuesto con más dinero para los pobres, pero lo lamentable, es que los recursos los otorgará a discreción el Poder Ejecutivo, a través de sus programas sociales.
También habrá que ver cómo maneja el nuevo gobierno la tan anunciada austeridad, que enfrentará sus primeros problemas no sólo por los recortes en casi toda la administración pública, sino también por la eliminación de un gran número de plazas y sueldos, sin ton ni son, que está amenazando a los burócratas.
Así que para los particulares como usted y yo, el 2019 se ve venir con menos dinero, más controles centrales y eso sí, mucha política.