Perfiles/Arnulfo Mora

Para nada simpatizo con los métodos de “lucha” de los maestros “democráticos”. Más que defender causas sociales, estos asumen una actitud retadora al gobierno y más en directo a las fuerzas policiacas y hasta cierto punto esto provoca también respuestas violentas de los uniformados que al final del día, son pueblo, son gente empleada y son servidores públicos pero bajo mandos de gentes que están atrás de escritorios. No se puede aplaudir la represión de las fuerzas del orden que en lugar de orden provocan más desorden. Esos abusos motivan a repudiar golpizas a maestros y más justificados aun, de los ciudadanos que nada tienen que ver en el conflicto pero que han sido brutalmente golpeados al grado de que hay riesgo de que más de uno pierda la vida. Eso no se vale señor gobernador, eso no debe suceder en Michoacán y diría que menos en este polo de desarrollo. ¿Daños colaterales? No Señor secretario de Seguridad Pública. Sus policías se han convertido de nuevo en unos bárbaros sin límites donde no consideran protocolo de seguridad alguno. ¿Por qué apalear y patear a un ciudadano sea quien sea cuando ya está sometido? Eso está pasando en este puerto señor gobernador, señores del gobierno federal. Sus mandos se están ensañando con maestros, jóvenes y adultos que tengan o no que ver con la actitud retadora de los “maestros”. Eso indigna señor Silvano Aureoles. Y no hay que ir lejos para confirmar esta barbaridad de los uniformados. Los médicos de clínicas y hospitales, en el Hospital General particularmente, tienen el registro de estos hechos, las evidencias hay de sobra en las redes sociales. Si unos cuantos “maestros” están mentando madres al ejecutivo, ya se está generalizando este sentir bien sustentado gracias a la brutal actitud de la “Policía Michoacán”.
Lo último y lo que me motiva a decir lo que aquí digo es lo ocurrido este jueves por la madrugada cuando policías agredieron brutalmente a tres o más personas cerca de las vías del tren en Las Guacamayas. ¿Nombres de los heridos? Julio Cesar González, Daniel Mora Carbajal y José Alberto Pacheco. Según hubo también 12 detenidos de los democráticos. Pero los heridos no son de estos ni estaban en el mitote de tomar las vías del tren. Estaban cenando señor gobernador. Ya se iban a sus casas, los interceptan los valientes policías, destrozan un auto y apalean hasta dejar inconscientes a los tres jóvenes. Hay que dar gracias a los golpeadores policías porque los llevaron al Hospital General y ahí se quedaron horas “para que no se fueran a escapar” como si hubieran detenido a cabezas de narcotraficantes.
Señor gobernador, los que no estamos de acuerdo con esa falaz “lucha” del magisterio democrático, la represión de sus policías a los ciudadanos nos está llevando a sumarnos a donde no queremos porque usted y sus mandos policiacos están generalizando las golpizas, y reitero y preciso, tampoco lo merecen los disque democráticos.
Por lo pronto, entre las familias, amigos y conocidos de los jóvenes apaleados, usted ya tiene menos simpatizantes y más se van sumando en la medida de que usted desoiga estas denuncias. Por supuesto que los ciudadanos conscientes y de bien, tampoco debemos apedrear y retar a los uniformados, pero en usted y estos recae la responsabilidad legal de salvaguardar la integridad física de las familias. Y para variar un poco, le canto la misma canción señor gobernador, los retenes de la Michoacana son más que algunas veces para asaltar y para abonarle más problemas a su gobierno. No todos los policías son rateros y golpeadores, pero uno, uno solo, con solo uno tiene para llamarle represor a su gobierno que va pintando para desgobierno. Pero si fuese solo un elemento el malo, el resto lo hubiera hecho escurrir. Son malos algunos pero el resto son cómplices. Desde aquí aliento a las familias y a los heridos a presentar denuncias por estas brutales agresiones, a exigir justica y reclamar ante Derechos Humanos estas violaciones. Es cuánto señor gobernador.