La Hija del Coronel/Sara Galeote

Milagros inesperados

La Hija del Coronel

Por: Sara Galeote

¡Llévele, Llévele, el agüita amarilla milagrosa que te quita el Coronavirus!…al mero estilo de Tepito se promociona esta fórmula hecha a base de cloro que en apariencia combate un virus que hasta ahora ha matado a millones en el mundo… pero qué esperar de una población que tiene a la cabeza un jefe del Ejecutivo Nacional que incentivó a la ciudadanía desde el inicio de la pandemia a protegerse del mal con estampitas religiosas y su trébol de la suerte.

Bajo este ejemplo, por qué no echarnos entonces unos sorbos esperanzadores de vida, dirán incluso algunas mentes profesionales que consumen la pócima de moda, que “si no me hace bien, tampoco mal”, como especie de conformismo a cambio de unas horas de aliento más.

Sin tener la certeza en mis manos y respetar las creencias personales,  me parece esto es más bien un asunto de medicina y ciencia, una vacuna esperada que termine con esa nueva forma de convivir que a pocos atrae, mientras uno sortea que no te toque si se siguen los cuidados en los que nos han insistido y que muchos dejaron de acatar, por descuido, flojera o porque sencillamente en su familia no les ha tocado sufrir una muerte o tener algún caso, que dicho sea de paso, cada vez es más cercana.

En tanto los ciudadanos buscan un aliciente de cura o milagros inesperados, el líder de la cuarta transformación afirma tajante que “me voy a poner un tapabocas, saben cuándo, cuando no haya corrupción, entonces me pongo el tapaboca”,  lejos de ponérselo para protegerse y seguir viviendo, yo me pregunto: ¿cabría la posibilidad que lo hiciera si no para cuidar su salud, quizá sí para callarlo un poco o al menos sentir como que no le entendimos bien su palabrería mañanera por la tela encima de sus labios?

Por otro lado, en efecto, muchas celebraciones amistosas, familiares, sociales, etcétera, han tenido que suspenderse por la aglomeración y el riesgo, pero ese señor de las canas no deja de sorprender, siempre que uno se va a dormir pensando que ya lo había escuchado todo, aparece una nueva frase Obradoresca, o una nueva propuesta para los mexicanos como fue la de celebrar el orgullo de la libertad nacional en la plancha del zócalo capitalino.

Lo vamos a hacer, dijo, “guardando la sana distancia, vamos a hacer la ceremonia, en toda la plancha del zócalo pueden estar 500 personas, bien separadas, yo hice la propuesta porque hay un comité de esta ceremonia”.

No lector ahí como bien supo, no acabó el mensaje porque además enfatiza el cabecita de algodón: “que sea con antorchas para mandar el mensaje de que sigue encendida la llama de la esperanza”, díganme por favor que sólo es su deseo febril de gritar en el mes patrio un “Viva México”, que cada día se va muriendo más.

Aquí más letras para el Coronel, que me responda, quién sabe…