La opción
Ecoconciencia de la niñez de acero.
Gerardo A. Herrera Pérez
La niñez, no puede ser ni el pasado, ni el futuro, es presente, es realidad, y se debe de incorporar a la comunidad epistémica; tanto marcos normativos, como diseño de políticas públicas, y estructuras operativas para su implementación constituyen la fuerza para la transformación de las realidades sociales, en ellas la niñez tiene el interés superior.
Abordamos el tema de la ecoconciencia para niños, niñas y adolescentes, un taller al que fui invitado por Mujeres de acero, de Lázaro Cárdenas.
Trabajar con la niñez me da la oportunidad de expresarme libremente, con autonomía, pero con respeto a su dignidad; hoy, la pauta del modelo educativo nos confirma la importancia de la vida como centro de la realidad y desde ahí, el respeto a los seres vivos, a la Pachamama, a Gaia.
Hoy hablamos con la niñez de Humberto Maturana, de la biología del amor, de la vida que muere, de los sistema autopoyéticos moleculares y de la importancia de no colonizar, ni someter, ni controlar a la naturaleza, sino todo lo contrario, el respetar a los seres vivos, al agua, la tierra, el aire y la luz.
Estas finas líneas de trabajo se sustentan en un profundo y delicado sistema asimétrico de poder; compartirlo y expresarlo debe hacerse con responsabilidad y profundo respeto a la vida, pero sobre todo a la vida y formación de los menores de edad.
En este proceso de información y formación me acompaño de los docentes de Mujeres de acero, de los padres de familia y de los entusiastas niños, niñas y adolescentes.
Mis reflexiones se sustentan en la intensión de la Posmodernidad, las cuales se han posicionado dos maneras de ver la realidad de la Tierra y la Naturaleza. La visión predominante, que constituye el núcleo del paradigma de la Posmodernidad, ve la naturaleza como algo que ha sido destinado para los humanos, cuyos bienes y servicios están disponibles para nuestro uso y bienestar, es una fuente inagotable de recursos que le da vida a los proyectos de desarrollo y crecimiento; pido disculpas por lo que expresaré, es como usar el pañuelo de papel y desecharlo una vez utilizado, así nos comportamos muchos humanos frente a la naturaleza.
La otra visión, contemporánea, que tiene más de un siglo de vigencia pero que nunca logró hacerse hegemónica, entiende que somos parte de la naturaleza y que la Tierra está viva, es un sistema vivo y se comporta como un superorganismo vivo, auto-regulado, combinando los factores físico-químicos y ecológicos de forma tan sutil y articulada que siempre mantiene y reproduce la vida.
De esta manera el ser humano es parte de la naturaleza y tiene de manera generosa y con respeto sentir, pensar, amar y venerar a la Madre Tierra. Nuestra misión es proteger a nuestra casa que es la Tierra, es decir, es nuestra casa común, de todos y todas. Este mundo es nuestra casa, hay que cuidar de ella: la naturaleza, el medio ambiente, la biodiversidad y la vida.
Comprendo y muchos campesinos que cuidan de la tierra, saben que se debe producir para atender las demandas humanas pero en consonancia con los ritmos de cada ecosistema sin llegar a la sobreexplotación, cuidando siempre de que los bienes y servicios puedan ser usados con una sobriedad compartida, con vistas a las futuras generaciones, es decir con un desarrollo sostenible.
Los pueblos Pataxó de Brasil, asumen que son naturaleza, al hacerlo ellos mismos protegen a la naturaleza y se protegen a sí mismos toda vez que son naturaleza. Hoy, los pueblos originarios (como Cherán, San Juan Nuevo por señalar algunos) asumen esta visión de respeto a la naturaleza, pero en general se sigue pensando que los recursos que vienen de la naturaleza son infinitos, baste ver el video de la Historia de las cosas, para darnos cuenta de ello.
Bajo este enfoque requerimos de continuar trabajando para que se cuide la naturaleza como un bien fundamental para el proyecto de vida de la humanidad; debemos ver a la Madre Tierra, como nuestra casa en común.
Es decir, debemos seguir avanzando pensando que somos naturaleza y que defenderla significa defendernos a nosotros mismos, a nuestras familias, a nuestros padres y hermanos, así, con este enfoque, salimos a defender nuestra propia vida, no hacerlo y pensar que la Tierra y la naturaleza cuenta con recursos infinitos, nos llevará a un camino sin retorno, de ahí la urgencia de avanzar en los Objetivos del Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 y desde luego de la Carta de la Tierra, ambos documentos suscritos y ratificados por los poderes del Estado mexicano.
Concluyó la nota informativa, agradeciendo a los niños, niñas y adolescentes que tomaron el taller de Ecoconciencia, así como al personal institucional de la Coordinación de Estudios, Divulgación y Capacitación y el tesista, maestrante Neftalí Leal Villaseñor.