Afectará sequía la preservación de murciélagos en Michoacán
CIUDAD DE MÉXICO, 19 de febrero de 2017.- De uno de los agujeros del muro de metal que divide a México de Estados Unidos fue amarrado un lazo amarillo que corre dos metros hasta uno de los barrotes con los que fue construida la casa de madera. Hay un tendedero del que cuelga ropa de colores y que contrasta con la valla que fue colocada hace 20 años por el gobierno de Estados Unidos. Nunca perforaron el muro, sólo se adaptaron a la textura que adquirió con los años.
De acuerdo con El Universal, la casa está localizada en la zona montañosa de Tijuana, un asentamiento irregular al que llaman el Nido de las Águilas. El lugar —uno de los mayores perímetros de pobreza de la frontera— ha estado siempre ahí, incluso antes de que colocaran las primeras láminas.
En los últimos años los habitantes del barrio decidieron sacar provecho a su ubicación: el muro que pagó Estados Unidos ha servido para construir casas, como cocheras, pared de un baño de letrina, tendederos o cualquier otra utilidad en los hogares.
El viejo muro también ha sido fuente de ingresos y muchos viven de la venta del metal que logran desprender y que es comprado por las empresas de reciclaje de la ciudad.
Para ellos la construcción de un nuevo muro implica la destrucción del viejo y con ello sus casas se vendrían abajo.