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MORELIA, Mich., 22 de octubre de 2019.- Todos los mexicanos tenemos la obligación de vigilar permanente la separación de los tres poderes del Estado, bajo el principio de solo el poder puede detener al poder en sus excesos, afirmó el magistrado en retiro José Leonel Catillo.
Luego de recibir la condecoración Constitución de Apatzingán que otorga el Congreso del Estado, hizo un recuento de los valores que contiene ese documento que fueron retomados en la Constitución de 1917 y que siguen vigentes.
Destacó el principio de soberanía definido como la facultad de dictar leyes y establecer la forma de gobierno que más convenga a los intereses de la sociedad, por lo que este radica en el pueblo el cual puede alterarlo, modificarlo o abolirlo totalmente cuando su felicidad lo requiera.
Se reconocieron los derechos humanos de los mexicanos en una fórmula general y en apartados específicos, en el sentido de que el goce de los principios de igualdad, seguridad y libertad constituyen los principios para la felicidad del pueblo.
Ante los tres poderes del Estado, reunidos en la explanada del palacio municipal de Apatzingán el recordó que el objeto de los gobiernos es la conservación integral de esos derechos y el único objeto de las asociaciones políticas.
Se refirió a derechos específicos como la seguridad de los ciudadanos la cual no puede existir sin límites de los poderes y la responsabilidad de los funcionarios públicos, la presunción de inocencia, la garantía de audiencia, la inviolabilidad de domicilio, la libertad de trabajo e industria y las libertades de expresión y de imprenta.
Consideró el magistrado en retiro que toda sociedad en la que la garantía de derechos no esté asegurada ni la separación de poderes determinada no tiene constitución con la clara idea de asegurar que las acciones de cada uno es el complemento de los otros dos y garantizar así frenos y contrapesos que los mantenga en equilibrio.
“Este principio se ha consolidado como garantía institucional para conservación del estado constitucional y democrático de derecho y debe considerarse irrenunciable de modo que su cumplimiento debe ser objeto de permanente y severa vigilancia de todos los mexicanos y mantener la idea de que el poder detenga al poder en sus excesos.