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MORELIA, Mich., 9 de noviembre de 2014.- Este domingo 9 de noviembre se cumplen 25 años de la caída del Muro de Berlín que marcó el final de la denominada Guerra Fría y la reconfiguración geopolítica del mundo.
Un enorme bloque de cemento, el símbolo más elocuente de la división del mundo en dos bloques y un obstáculo insalvable entre las dos Alemanias, se convirtió la noche del 9 de noviembre de 1989 en un punto feliz de encuentro entre el este y el oeste. A las 23.14 horas, ante una avalancha de personas, se abrieron las barreras en Berlín.
Miles de ciudadanos de la ex República Democrática Alemana (RDA) pasaron al oeste, donde fueron recibidos por los berlineses del otro lado con champán y alegría. En los puestos de control se desarrollaron personas que no se conocían se abrazaban llorando.
Después de esa noche de celebración, el alcalde de Berlín, Walter Momper (SPD), declaró en una alocución: “Ayer por la noche el pueblo alemán fue el más feliz del mundo”.
El derribo del muro coincidió asimismo con la desaparición del Telón de Acero. Hungría, en 1988, fue el primer país comunista en desmantelar sus instalaciones de seguridad en sus fronteras y en emprender reformas radicales. La política aperturista de Gorbachov en Rusia había posibilitado en marzo de ese año, en las primeras elecciones al Congreso de los Diputados del Pueblo desde hacía 70 años, la mayoría para los políticos reformistas frente a los candidatos más ortodoxos del Partido Comunista.
En verano de ese mismo año, en el centro de una crisis, Polonia se transformó en una democracia de tipo occidental. El Comité civil Solidaridad, brazo político del sindicato de Lech Walesa, ganó las elecciones por mayoría y el candidato Tadeusz Mazowiecki se convirtió en el primer jefe de Gobierno no comunista en un país del Este de Europa.