Proyecto Secreto/Mateo Calvillo Paz

Cambio y conversión moral

Nos urge el cambio, no el cambio aparente. Debemos velar para que los líderes no nos engañen, nos den gato por liebre.

Queremos el cambio, el verdadero, para bien de todos los mexicanos, hasta los más humildes.

Por el bien de todos debemos denunciar los peligros de cambios amañados, aparentes y falsos que terminan en dictaduras y catástrofes como se ha visto en la historia, como en Venezuela.

No todo lo que hace el ser humano es bueno: produce la muerte y la vida. Los caudillos pretenden que todo lo hacen bien, así empezó Hugo Chávez en Venezuela.

Es necesario denunciar un cambio pretencioso. soberbio, imaginario construido sólo en una retórica hábil, capaz de “envolver”, populista. No basta con convencer a los ignorantes y débiles con sofismas, con maneras hábiles de debatir y salir airoso, veces familia buena gracias en un tanque*de lo que pueda con verdades aparentes, fingiendo buena disposición, ocultando sus verdaderas intenciones egoístas.

Se necesita un cambio sin populismo, con humildad, sincero y honesto, que para decir “yo” no diga México, que para decir MORENA o mi círculo de incondicionales no diga el pueblo de México. Que cuando tome como bandera la austeridad lo haga realidad, que el presidente quiera ganar más de $100,000 al mes, no es austeridad. el ganar dos salarios mínimos si es austeridad.

El cambio se hace con hombres que renuncian a las mañas y privilegios de la clase política, de la mafia del poder.

No se puede confiar en un hombre que militó la mayor parte de su vida en el PRI y el PRD sólo porque habla bonito, y afirma: “no les vamos a fallar”.

Todo ser humano es un ser limitado, es capaz de lo sublime y de lo vergonzoso. El hombre sabio asume su pasado y humildemente reconoce sus culpas, actitud que no se ve en la clase política. No se puede confiar en un hombre que no asume su pasado, sus crímenes y locuras. Si no los reconoce, pide perdón, se arrepiente y se corrige, sigue arrastrando sus crímenes y errores y no es digno de confianza.

Hay que conocer la condición humana que no es diferente en el presidente y el movimiento ganador. Tiene los mismos vicios ya experimentados anteriormente.

La conversión es la clave para reconocer a los políticos nuevos. Si no hay cambio, con moralidad y ascesis seguimos en el lodazal de la corrupción, sólo con jugadores nuevos y con discursos diferentes.

El pragmatismo ofrece certezas matemáticas, científicas, sólo resultados contantes y sonantes de la ciencia y la tecnología. Se necesita la sabiduría inherente al ser humano para conocer la persona, probarla, quitarle las envolturas, escarbar en su naturaleza y poner a prueba su calidad humana que sea “legítima”, probarla como el oro en el fuego del crisol.

Como dice el Maestro, sabiduría divina y eterna, el fuego es su capacidad de morir a sus ambiciones del hombre viejo y renacer a una vida nueva, de desprendimiento de dinero y bienes materiales y de muerte, para renacer humildes, capaces de entregar su vida por los pobres.

Un manual abierto para conocer al hombre, ver lo que vale y lo que es capaz de dar, es el Evangelio. Ahí encontramos la guía de Jesucristo, el hijo de Dios. Los tips de sabiduría se multiplican en cada palabra de Jesús.

El Maestro recibía a los guías del Pueblo, los escuchaba. San Juan afirma que “no se fiaba de ellos porque sabía lo que hay en el corazón del hombre”. Es una actitud que nos hace a todos sabios y humildes. un un club engordar contra y en el no asirse

Otra enseñanza es la comparación de los líderes con el árbol Es sencilla, el Maestro, creador del hombre nos enseña que hay que analizar qué frutos ha dado el individuo. Un árbol malo no puede dar frutos buenos, así hable con los aires de un falso mesías. No se recogen arándanos de exportación de la maleza.

Cada mexicano es constructor de progreso y paz en el país que queremos. La tarea de cada mexicano: darse una sacudida y despertar y aprender para el cambio que queremos.

Necesitamos educarnos, madurar, recuperar nuestra dignidad y legítimo orgullo en primer lugar para que no nos vean la cara, como niños que se chupan el dedo.

Necesitamos tener criterio para escuchar al presidente y a su movimiento, con la mente en alto, tomando nuestra distancia y exigiéndoles que sean hombres que respeten a los pobres. Así podremos escoger el grano en las montañas de paja.

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