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EL FRACKING Y LA NUEVA POLITICA ENERGÉTICA
El domingo 7 del mes que corre el escritor Francisco Martín Moreno en su artículo dominical del periódico El Universal la emprendió, como vulgarmente se dice, contra el Presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, por haber declarado en su visita del viernes 5 de octubre a San Luis Potosí que durante su administración no habrá extracción de petróleo y gas natural mediante el proceso denominado Fracking: “De una vez les digo que, en todo el sexenio, no va a haber Fracking en México… se reforzará la extracción de petróleo en tierra y en aguas someras, pero mediante el método de perforación tradicional que emplea barrenos” al respecto comentó Martín Moreno: “¡Horror, no, por favor, no!”
El señalamiento de López Obrador se dio seguramente en repuesta a voces ciudadanas de diversos grupos de la sociedad potosina, que desde mediados del 2015 han denunciado la autorización a nivel federal para realizar la práctica de Fracking en la región, a fin de obtener hidrocarburos en esta zona; a la protesta de organizaciones campesinas, de profesionistas, ambientalistas i ciudadanas, se han venido sumando los ayuntamientos de la Huasteca Potosina para declararse en contra de la llamada fractura hidráulica, de graves consecuencias para el medio ambiente.
El Fracking es una técnica que permite extraer el gas de esquistos del subsuelo mediante la facturación hidráulica del terreno, inyectando a alta presión agua mezclada con sustancias químicas y arena que provoca la fractura de la roca y permite la salida del gas.
La fracturación hidráulica o Fracking se empezó a utilizar en la extracción de hidrocarburos convencionales pero el avance de la tecnología ha permitido aplicar está técnica a gran escala para la obtención de hidrocarburos no convencionales.
Según señala la ambientalista Victoria Fernández, de la asociación española: Territorio Geoinnova, (https://geoinnova.org/blog-territorio/) ambientales/, “en la actualidad muchos países han prohibido la utilización de la técnica del Fracking debido a los daños ambientales que esta causa, entre estos daños se encuentran: contaminación de acuíferos subterráneos y superficiales, daño a las capas externas de la tierra, altos índices de utilización de agua, gases expulsados a la atmósfera, entre otros. Por estas razones muchas naciones no se encuentran de acuerdo con esta técnica de extracción de hidrocarburos no convencionales, debido al alto riesgo que representa para la población en general su aplicación; tiene numerosos detractores porque acarrea riesgos para el ambiente y la salud como la contaminación del agua, terremotos y fugas de metano”, señala Fernández
La fracturación hidráulica está muy extendida en EEUU, pero está prohibida en el estado de Nueva York y en varios países europeos tales como Francia, Bulgaria, Alemania, Reino Unido, República Checa, España, Suiza, Austria, Irlanda del Norte, Italia e Irlanda, lo mismo que en Sud África.
No sorprende que Martín Moreno señale como gravísimo error que López Obrador se oponga al Fracking, ya que para él, como a la mayoría de los neoliberales que sumieron al país en la crisis estructural que hoy padecemos, lo importantes es usufrutuar nuestros recursos naturales al costo que sea, sin importar el perjuicio que esto pueda traer al medio ambiente, al país, o a sus ciudadanos.
Los defensores de esta técnica podrán señalar que los riesgos de afectación a la naturaleza se pueden minimizar si se toman las medidas preventivas necesarias para ello, sin embargo cabe preguntarse, hasta donde los potenciales concesionarios de campos petroleros en la Huasteca o en otra regiones del país, estarían preocupados por el daño ambiental que el Fracking originaría en esas regiones, cuando su único móvil es maximizar la utilidad y poco les preocupa el medio ambiente, como lo demuestra la experiencia en otros ámbitos de la economía.
Lo que no alcanza a comprender el referido autor, o no le interesa en lo mínimo, es que una prioridad fundamental de la mayoría de los mexicanos, entre ellos López Obrador, es preservar la naturaleza y buscar que su aprovechamiento sea sostenible, que el beneficio que reporte llegue a los dueños de la tierra y no solo a inversionistas extranjeros, que lo único que buscan es la extracción de riqueza sin detenerse a evaluar el daño al hábitat y a quienes en él habitan.
Vale la pena señalar que en su comentario Martín Moreno respalda sus cuestionamientos a López Obrador en supuestas declaraciones que el Presidente electo habría hecho en el pasado respecto a su oposición a la colocación de aerogeneradores en un parque eólico en la Sierra de Juárez, en Baja California, porque afectarían el medio ambiente.
Creo en lo personal, como me parece que lo hacen la mayoría de los mexicanos, incluido López Obrador, que debe ser prioridad la generación de energía mediante fuentes alternativas, como el aire y la radicación solar, pero que el aprovechamiento de esas fuentes energéticas debe privilegiar principalmente a los dueños de la tierra y a las regiones dónde se obtiene el beneficio, y no exclusivamente a las empresas, la mayoría de las veces extranjeras, que viene a aprovechar las ventajas climáticas o ambientales que disfruta nuestro territorio.
Ciertamente la expectativa que tenemos quienes priorizamos un desarrollo nacional autónomo, sobre el dependiente de la entrega y aprovechamiento de nuestros recursos a y por terceros, se debe fundamentar en la generación de capacidad técnica y científica, solos alcanzable canalizando recursos presupuestales a la investigación y desarrollo tecnológico, cuestión que también los neoliberales minimizaron. Prueba de ello es la reducción a su mínima expresión del Instituto Mexicano del Petróleo durante los 36 años de gobiernos neoliberales padecidos por el país, y el, falta de prioridad que le dieron al tema de la propiedad intelectual en el acuerdo comercial alcanzado recientemente con los EEUU y Canadá.