“Sexualidad V”

Cada domingo en el espacio de: DIÁLOGOS DE VIDA, sin tintes religiosos y bajo la batuta de Santiago Heyser, Coach de Vida certificado por la Federación Mexicana de Life Coaching, atenderemos temas sobre la vida, sus problemas y una propuesta de solución.

Si quieres que se atienda un tema o una situación en particular, escribe al correo: dialogos.vida@Gmail.com (sin acento) Todos los correos serán contestados y las situaciones que destaquen serán publicadas en el espacio dominical de Quadratín.

Todos los correos son confidenciales y por favor, no firmes con tu nombre, usa un seudónimo para que te identifiques con la respuesta. Seudónimos válidos son nombres de flor, de estrellas, planetas, animalitos, sentimientos o cualquiera no ofensivo que te haga sentir bien; ej. Creo estar enamorada… (Firma: Mal correspondida)

Si quieres artículos anteriores, manda correo mencionando tema y te los envío.

Este domingo hablaremos de: “Sexualidad”; el próximo domingo hablaremos, del: ¡No matrimonio!

En tanto ¡Se feliz!…

Atentamente

Quadratín

“Sexualidad V”

Celaya, Guanajuato, 22 de junio del 2019

Último artículo sobre sexualidad en este ciclo (llevamos 4). En respuesta a un amable lector, hablaremos sobre la relación entre la edad y la vida sexual.

Me escribió “Adolescente” preguntando: 1.- ¿A qué edad se debe iniciar el disfrute de la sexualidad?, y 2.- ¿Con los años cambian los paradigmas de comportamiento sexual?

La edad para iniciar nuestra vida sexual varía en función de la unicidad de cada ser humano y del clima. Es decir, cada ser humano es único y diferente, y nuestro cuerpo, aunque no lo creas, funciona igual que los frutos, a mayor calor, más rápido maduran, así, es común en tierra caliente encontrar mujercitas que inician su ciclo menstrual a los 10 u 11 años, mientras en climas templados o fríos hasta los 16 o 17 años; con algunas variantes funciona similar en los varones, su despertar sexual es más temprano en la costa o en tierra caliente que en lugares fríos; ¡pero ojo!, el punto para mi más importante, no es cuando inicia su funcionamiento nuestro sistema hormonal o cuando se despierta el apetito sexual,… sino cuando estamos en capacidad de tener relaciones sexuales que enriquezcan nuestras vidas, que no nos generen daños emocionales o que por inmadurez y “calentura” no provoquen embarazos o infecciones indeseables; en otras palabras, en mi opinión es normal la autoexploración (masturbación) con el despertar sexual (funcionamiento hormonal), pero no es sano tener relaciones de pareja que conllevan implicaciones emocionales y riesgos de embarazo o enfermedades antes de alcanzar la madurez emocional e intelectual.

Cuando con mis hijos eran pequeños y jugué el rol de padre nutritivo, hoy solo soy su amigo, al tocar el tema de la sexualidad y la pareja les enseñaba que las relaciones íntimas tenían un tiempo para iniciarlas, tiempo relacionado con la madurez física, emocional e intelectual de las personas y les decía: “Al igual que al comernos un aguacate inmaduro sabe gacho, las relaciones sexuales de pareja a temprana edad no son recomendables y eventualmente pueden dañar vidas”; lo que podemos constatar en nuestras secundarias y bachilleratos con los “embarazos de adolescentes” o con las crisis emocionales de amores tempranos cuando no sabemos distinguir el amor del enamoramiento o la necedad del apasionamiento y peor si no tenemos la capacidad para otorgar respeto en la relación, que desde mi punto de vista es lo primero. Al adelantar las cosas, es común ver vidas truncadas al compartir la sexualidad y la paternidad sin tener la madurez, ni la estabilidad emocional, ni la economía para traer a un pequeñín al mundo. Ser padres requiere de una capacidad que solo dan los años para cuidar, educar y mantener al crio (a veces ni eso ayuda, hay algunos que nunca debieron ser padres, pero esa, esa es otra historia). Aún en familias en donde los económico no es problema, la inmadurez de padres adolescentes si lo es.

Dicho lo anterior, en mi opinión y experiencia, si nos libramos de conceptos como prohibido o pecado, la sexualidad humana es un bello viaje de continuo descubrimiento, en donde iniciamos con el autodescubrimiento y conforme avanzamos en la vida, al parejo de los cambios físicos, emocionales e intelectuales que tenemos, aprendemos más de nuestro cuerpo, del cuerpo de nuestra pareja, de las implicaciones emocionales y afectivas de cada relación; lo que nos dará, si estamos “despiertos”, la posibilidad de un enriquecimiento de las formas de disfrutar del sexo y vivirlo con todo el potencial que exhibe el Kamasutra hindú. ¡Entendamos!, el sexo entre veinteañeros es diferente al sexo entre cuarentones y obviamente diferente al sexo de la gente mayor; como decía un amigo de la tercera edad: “Mi vida sexual tuvo un giro con el envejecimiento, cambie la fuerza por la ternura, cambié la búsqueda de placer, por el placer de dar placer, cambié la masturbación por la exploración y cambié la búsqueda de orgasmos por el disfrute del abrazo y el diálogo en intimidad…

¿Hasta qué edad se tiene vida sexual?: dado que el sexo es más una actividad cerebral y emocional, que física, misma que inicia con una fantasía y el deseo de compartir intimidad con otra persona (atracción), el sexo activo puede durar toda la vida cuando se comparte con la persona adecuada; es decir, cuando se vive con una persona que inspira, emociona, excita, desea y participa activa y  amorosamente, con paciencia, en el gusto y placer de disfrutar del contacto físico con ternura (ojo, sea o no sea la pareja). Las limitaciones físicas que trae consigo el envejecimiento, conllevan a que la alegría de compartir sea mayor que el placer sexual propiamente dicho (aunque una cosa no excluye a la otra). Aún en personas con limitaciones físicas por el estado de su cuerpo o su salud, la intimidad, la desnudez, la caricia, el beso y el abrazo amoroso son puente para reforzar la afectividad, gratificando el cuerpo y la mente con los juegos íntimos. En otras palabras, como diría el clásico; la sexualidad, la vida y el disfrute de nuestra intimidad: “No se acaban hasta que se acaban”, y eso lo decide cada uno en su vida… ¡Así de sencillo!

Un saludo, una reflexión.

Santiago Heyser

Coach de Vida