Política gourmet
En mucho tiempo los michoacanos prácticamente no hemos dejado de recibir malas noticias sobre nuestro doliente rezago sistémico. Una de las peores novedades que hemos recibido en el Siglo XXI provino del Censo Nacional de Población y Vivienda 2010, que develó la realidad en torno a la pobreza, marginación, rezago educativo y analfabetismo en la que nos encontramos, desdibujando el festivo discurso oficial que señalaba que nuestra entidad era campeona en desarrollo social.
Específicamente, la verdad histórica respecto al analfabetismo se derrumbó estrepitosamente, ya que mientras el Censo de 2005 arrojó 350 mil personas analfabetas habitando en Michoacán, el de 2010 señaló una disminución, al ubicarse en 305 mil 178 solamente. Ello no hubiera representado escándalo alguno, salvo por que el Gobierno del Estado empleó como buque insignia el combate al rezago educativo, dedicando centenares de millones de pesos y todo el aparato de comunicación social para difundir los supuestos logros que el INEGI involuntariamente desmitificó, consistentes en la alfabetización de 257 mil michoacanos entre 2003 y 2008.
Para justificar elenorme derroche de recursos, se fabuló el caso más absurdo de amnesia colectiva de la historia de la humanidad, al afirmar persistentemente, incluso a día de hoy, que 200 mil michoacanos “olvidaron” cómo leer y escribir entre 2005 y 2010. La gran lección que le quedó al pueblo michoacano fue que el peor enemigo de la alfabetización no es el olvido, sino la corrupción.
Las organizaciones de la sociedad civil en ese momento no nos quedamos de brazos cruzados, escasas 14 horas después de difundidas las bases de datos del censo de 2010, se denunció la irregularidad ante el Mtro. Leonel Godoy Rangel, en Sesión Ordinaria del Consejo Consultivo y de Apoyo a la Educación, que mereció una investigación, que arrojó la respectiva demostración de que efectivamente el INEGI tenía razón y persistía el flagelo del analfabetismo. Nadie fue llamado a cuentas.
En 2011 se exigió por tal razón dentro de la Agenda por la Transparencia y Buen Gobierno con Corresponsabilidad para el Desarrollo Integral de Michoacán que se comprometiera el nuevo gobierno a erradicar el analfabetismo de la entidad. El candidato a gobernador que resultó ganador no quiso firmar este punto de la agenda. Sin embargo, el seguimiento se le brindó y en 2012, cuando se realizaron los trabajos desde un incipiente subcomité de competitividad desde donde se iban a impulsar las variables que más inciden en la competividad estatal. Resultó que la escolaridad, de acuerdo con la metodología de la consultora C-Estrategia, filial del IMCO, se estableció que una de las 44 variables que había que hacer avanzar más rápido en la entidad era la escolaridad de los michoacanos. Para tener impacto en el corto plazo el paso era claro: había que invertir en la alfabetización y educación abierta y a distancia, para poder cursar varios grados de escolaridad por año y comenzar a cubrir los lastres de décadas para que mientras tanto se asegurara que ya no siguiera la deserción escolar, para evitar que en unos años una vez más se contara con rezago educativo.
Una vez definida la estrategia se planteó ante la entidad encargada del establecimiento de metas e indicadores la necesidad de que se avanzara pronto, por lo cual la sociedad civil encabezada en estos rubros por Mexicanos Primero exigimos que se estableciera la meta de 30 mil alfabetizados anualmente, con la finalidad de erradicar en 2022 este flagelo de nuestra entidad. Debido al monto económico que ello implicaba y a la enorme cantidad de compromisos que cargaba consigo, el entonces coordinador de Planeación de la SEE y el Director de Planeación de CPLADE nos explicaron que ello resultaría imposible; que en todo caso serían 10 mil anuales, pero se comprometieron a que estarían bien alfabetizados.
La meta que impuso el gobierno unilateralmente por supuesto no nos satisfizo, ya que a este paso, la alfabetización estatal se concluiría en 2042, en caso de que la educación básica hiciese un buen trabajo impidiendo que un solo michoacano llegase a los 15 años de edad sin saber leer ni escribir.
Al cierre de la administración, nos encontramos que gracias al INEA se han alcanzado 27 mil personas alfabetizadas, el 90% de la meta ya de por si partida en tres, sin que el Gobierno del Estado haya afrontado el problema sino hasta este momento, que se compromete a aportar recursos para impulsar los programas que diseña INEA. Es extraordinariamente esperanzador que se firme un compromiso, pero no puede operar sin un comité de transparencia.
Es enormemente penoso que en el Michoacán del 2015 se realicen actos protocoarios triunfalistas en donde se señala que siete mil personas han concluido la educación primaria. Si consideramos a un millón y medio de michoacanos en rezago educativo, podemos inferir que al paso que vamos, tomaría 214 años acabar con el rezago educativo. ¿Verdaderamente es de presumirse y festejarse el supuesto logro?
Recordemos que los aún insuficientes esfuerzos que se han realizado en torno a la alfabetización han sido dados por el INEA, dependencia que merece reconocimiento por el esfuerzo que han realizado a pesar de la deliberada falta de cooperación interinstitucional que han padecido. Ojalá y por esta ocasión ya no haya un desmentido contundente en el Censo de 2020. Y otra vez funcionarios que digan que no es bueno mirar hacia atrás.De tanto desvío de recursos en la educación michoacana, el pueblo se ha vuelto millonarios en ignorancia, al contar con millón y medio de personas en rezago educativo a los que la autoridad no les ha sabido responder. Queda como lección diáfana que el sistema educativo se ha convertido en la opaca caja grande de los gobiernos estatales.
Por todo lo anterior resultan verdaderamente lamentables las declaraciones del Lic. Alfredo Llorente Martínez, Director General del INEA en la nación, quien supinamente desconocedor de las venas abiertas de la ignorancia michoacana vino a decir a la Casa de Gobierno, que los recientes esfuerzos alfabetizadores en Michoacán son los mejores en los últimos setenta años de la historia de la alfabetización en la nación.
Prácticamente parafraseó, sin saberlo, las palabras del Lic. Manuel Anguiano Cabrera, entonces secretario de educación en el estado que en 2008 afirmó categórico que en combate al analfabetismo mexicano había tres grandes momentos históricos: la cruzada de José Vasconcelos, la de Jaime Torres Bodet y el sexenio de Lázaro Cárdenas Batel. Así las cosas en nuestro doliente Michoacán… Y ante todo esto, las cúpulas de la CNTE, sedicentes poseedores de todas las banderas legítimas de la reivindicación social no han dicho una sola palabra.
Por todo lo anterior, el pueblo michoacano debe tener muy presente, para este nuevo comienzo, que nos faltan 305 mil por alfabetizar.
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