Las propuestas presidenciales en México
En el régimen de democracia, hay un acto sencillo, pero clave, cargado de consecuencias duraderas: votar. Un cuento que habla a la imaginación y que a los sentidos nos permite entender. “Los árboles del bosque tienen graves problemas de sequía, de plagas y de tala irracional, desde hace décadas, los guardabosques han devastado y han alejado las lluvias y secado las fuentes. A los árboles les basta con cambiar de guardabosques. La arboleda recibió el poder del Creador del universo, tienen la soberanía. Se presentan varios aspirantes a guardabosques. Hay quienes quieren sentirse dueños del mundo, para poder arrancar y destruir. Hay quienes quieren hacer mucho dinero para sus familias y sus cuates, hay quienes hablan y hablan sin decir nada importante ni interesante. Hay quien tiene planes de reforestar, cercar, detener el cambio de uso del suelo. Los árboles todos juntos, en una fecha fijada pueden ir y con gesto muy sencillo, que les toma media hora, pueden quitar al guardabosque actual, hacer a un lado a los que no les convienen y poner al “bueno”. Dijo un encino frondoso y añoso, sólo estando locos no iríamos a poner al guardabosques que nos conviene para parar la seguía, la plaga, la tala y tener años de crecimiento, florecimiento y esplendor”. Vivimos en un régimen democrático. El Poder no reside en una persona (monarquía) ni en unos cuantos poseedores del poder y del dinero (oligarquía, partidocracia), lo importante es el pueblo. En él reside la soberanía, los gobernantes no son reyezuelos, caudillos, caciques, son servidores de las multitudes pobres y del más humilde de los ciudadanos. La soberanía reside en la nación y en cada ciudadano que tiene el poder absoluto de poner y quitar a sus servidores, que les hacen los mandados, mandatarios. Los gobernantes no son superiores a los demás, de una raza más alta, son los últimos y están al servicio de todos. Su característica esencial es la humildad. La sociedad democrática debe hacer efectivo del poder, ejercitarlo con toda responsabilidad. Es toda una manera de vivir abierto a los demás, comprometidos en su bien verdadero. Esta tarea implica educar a todo el pueblo para la democracia y formar a sus gobernantes para ejercer el poder como servicio, libre de ambiciones mezquinas, de compromisos y compadrazgos. Debe educar para guiarse por los principios universales, absolutos como la justicia, el derecho, la dignidad de la persona humana, el Bien Común. Debe escoger al más idóneo, al que tiene una personalidad muy rica, armoniosa, culta, por encima de maquillajes y reflectores de las televisoras. Hay un compromiso de crecer y madurar como sociedad democrática que lleva a gastarse por el bien de los demás. El pueblo comprometido tendrá gobernantes dedicados al bien de todos. Sabrá escoger, sin dejarse imponer, sin dejarse engañar como chiquillo que todavía se chupa el dedo. Implica integridad moral para votar consciente y cuidadosamente, renunciando a bienes materiales egoístas e intereses bastardos, buscando por encima de todo, el bien de todos, sobre todo de los pobres, ignorantes, desamparados. Una actitud madura no admite dádivas, no se deja comprar por regalitos, supera las actitudes oportunistas, convenencieras que benefician al gobernante y a sus cercanos. Supera el pragmatismo se guía por los grandes principios. Tiene lucidez para entender las metas del pueblo, el camino que conduce a ellas y las personas que pueden conducir al pueblo. El ciudadano madura se prepara, estudia, se informa para conocer a los aspirantes, ir al fondo de la paja para quedarse con el grano. No quedarse en los montones de paja de los discursos vacíos, conocer los hechos. Distinguir el árbol malo que siempre ha dado frutos malos y no puede dar frutos buenos aunque tome las apariencias del árbol bueno. El demócrata sabio conoce el árbol y su especie, las especies malas han dado frutos malos, no puede dar frutos buenos a no ser que mueran y renazcan. Tiene memoria histórica a través de siete décadas, de dos sexenios, de gobiernos estatales y capitalinos. A la especie se le conoce, no por las promesas y discursos sino por sus frutos. Un tip que nos permite conocer a los aspirantes está tomado del divino Maestro: “ustedes saben que los jefes de las naciones las someten y los grandes los oprimen. No debe ser así entre ustedes, al contrario si alguno quiere ser grande que sea el servidor de todos. Si alguno quiere ser el primero que sea el esclavo de todos. Porque el Mesías no vino a ser servido sino a servir y a dar la vida para redimir a la multitud” (de la corrupción y la impunidad). Pasó la “prueba del añejo”, murió por la nación. Un acto simple y trascendente, cargado de consecuencias gravísimas, vitales es votar. Ningún grupo con sus dádivas o seducciones puede arrebatar el triunfo al pueblo soberano. Nada puede oponerse a la ola avasalladora del voto libre, responsable de todos los ciudadanos. [email protected]