Derecho al arte y la cultura: México y la culturización de la violencia
Televisión para jodidos
¿Es Televisa un orgullo para los mexicas como aseguró el presidente EPN? Antes de emitir un juicio contextualicemos un poco con lo que el padre de Emilio Azcárraga Jean dijo hace más de 20 años: “México es un país de una clase modesta muy jodida, que no va a salir de jodida. Para la televisión es una obligación llevar diversión a esa gente y sacarla de su triste realidad y su futuro difícil” (Emilio “el Tigre” Azcárraga, 10 de febrero de 1993, revista Proceso). Si no mal recuerdo, la revista Proceso tituló a esa edición como “Televisa la del PRI”, porque además de dar cuenta de la perversa relación entre el Revolucionario Institucional y la televisora, narra pormenorizadamente los tratos entre el magnate de medios con el entonces presidente Salinas para obtener recursos económicos con miras a la siguiente contienda electoral federal. Los tratos, que incluyen a otros hombres de negocios, se asemejan a una negociación entre mafiosos y de ese mismo sínodo, el “Tigre” Azcárraga se ostenta abiertamente como un “soldado del PRI”.
¿Tenía razón el Tigre? ¿Somos un país jodido? ¿Nunca saldremos de nuestra jodidez? ¿Es esa nuestra triste realidad? ¿Es ese nuestro futuro? Si es el caso, ni hablar, entonces Televisa cumple con riguroso celo el papel de maléfico compinche del Aparato Ideológico del Estado.
Televisa tiene grandes cualidades pero aun siendo la más grande televisora de habla hispana, con el mejor equipo humano y técnico, con la mejor tecnología y con lo mejor de lo mejor, así como para igualar a la BBC en programas, el producto comunicacional de Televisa (y Tv Azteca) no deja de ser terrible, miserable…para jodidos. En palabras de Giovanni Sartori, es la viva muestra de los tres defectos de un medio de comunicación: pobreza cuantitativa, pobreza cualitativa y (la peor de todas) tendenciosidad.
En algún momento, la desincorporación de IMEVISIÓN tenía la expectativa de incrementar las opciones de televisión para los mexicanos, pero salió peor la cosa. El propio Jacobo Zabludosky, otrora vocero priísta-presidencial a través del programa 24 Horas, alguna vez reconoció que aún con Tv Azteca, el sistema televisivo seguía siendo lo mismo, solo que ahora había dos dueños, uno con el 80 por ciento y el otro con el 20 por ciento.
Cuando sale a relucir lo que es capaz de ganar una actriz como Angélica Rivera, sólo confirmo que el dinero invertido –tan sólo en un actor de medio pelo– es posible emplearlo para hacer producciones tipo Natgeo o Discovery Channel, y cuyo material se venden a muchos países. Es decir, las producciones de calidad no tienen por qué no ser un buen negocio.
Para que Televisa se considerara como una buena opción de entretenimiento de calidad y al mismo tiempo de divulgación cultural y científica, solo hace falta voluntad, esa extraña pretensión que es fácil de decir, pero muy difícil de realizar, pues involucra desde el presidente, hasta los empresarios de medios y que juntos puedan hacer de la televisión un motivo de orgullo para los mexicanos, como la BBC para los ingleses.
Lamentablemente los mexicanos tenemos una fuerte dosis de culpa: nos gusta ver cochinadas televisivas, el periodista Jorge Saldaña lo decía con más acierto: “la televisión mexicana ha hecho que los mexicanos se sientan orgullosos de su ignorancia”. Entonces ¿nos enorgullece Televisa? No lo creo; más bien es su contenido el que refleja una triste realidad que causa empatía con el mexicano.
El problema de los políticos como EPN es que terminan hablando por todos, cuando no saben lo que pensamos todos. La Televisión para los jodidos definitivamente no es motivo de orgullo.
UN BUEN GOBERNANTE NO PIDE NADA QUE ÉL MISMO NO PUEDA DAR
Cuando Jara me pide “no crear una psicosis” por el asesinato de la joven, casi niña, Kassandra; recientemente asesinada de manera brutal y artera, no puedo dejar de pensar en el tipo de gobernador que tenemos; un hombre al que se le olvida que los hechores de tan horripilante crimen es lo que deseaban: causar psicosis a manera de terrorismo, en una sociedad que no se ha repuesto de una era de terror llamada Templarios.
¡Buen miércoles para todos!