Itinerario político
Gran revuelo en los ciudadanos causó un desatinado comentario de Salvador Jara Guerrero, que directamente responsabilizó a los ciudadanos de los graves problemas de inseguridad que enfrenta el estado y que en primer término es menester del gobierno su tratamiento y combate; el señalamiento lo hizo al declarar ante los medios que “el problema de la delincuencia no es la policía, es que hay malos ciudadanos”. Y es que más que la frase, fue la falta de autocrítica y de tacto político el detonante de tanta crispación.
Fuera de toda pasión, resistencia e hilaridad que causo este comentario y a pesar del personaje que lo dijo, habrá que señalar que en este momento crucial para la historia de Michoacán definitivamente sí es necesaria la participación de los ciudadanos para marcar un nuevo rumbo y poder recuperar la certidumbre, así como un buen futuro para el estado y sus habitantes; no ese futuro funesto que los partidos políticos y grupos de poder se apuestan y disputan entre sí, dejando en ultimo termino el bienestar de la ciudadanía.
Gran dispendio de recursos económicos se vislumbran entre los que aspiran a ser candidatos, los que persiguen desde una regiduría hasta la gubernatura del estado. Las mismas prácticas y las mismas dinámicas se distinguen, sin que la propuesta y el compromiso real se vislumbre o se planteen métodos innovadores para darle rumbo al estado; los que proponen proyectos viables son los menos vistos o tomados en cuenta debido a la dinámica clientelar y de dadivas con las que funciona el sistema electoral de nuestro país.
La interrogante es ¿si los ciudadanos están conscientes o no de su responsabilidad para cambiar de tajo las cosas? o ¿si quieren hacerse responsables de un presente de compromisos para un futuro de bienestar? No es que solo este en juego cual partido o que candidato estará al frente de una regiduría, una diputación, la presidencia municipal o el gobierno del estado; lo que está en juego es la atención médica, la administración de los recursos de todos, la seguridad del estado, el sistema de educación y las oportunidades de empleo, entre tantas cosas relevantes y determinantes para la vida de los ciudadanos.
Ante este panorama y a pesar del pánico por el que transita el estado mexicano ante la protesta y descontento social, es necesario e impostergable que los ciudadanos presionemos a las autoridades a recomponer las cosas y cambiar la dinámica electoral con la que se eligen a los representantes populares y como se ejerce el poder; más que claro está que los cambios que necesita el estado y el país está en las manos de los ciudadanos.
Hoy nos sorprende la nota de la joven enfermera Erika Kassandra Bravo que cruelmente fue asesinada, hecho que causa indignación, pero además enerva el hecho por ese afán de minimizar el escenario caótico de inseguridad que persiste en Michoacán, muy a pesar de la Comisión para la Seguridad y el Desarrollo, muy a pesar de esa constante justificación inverosímil de la situación; por ello se requiere decirlo fuerte y claro, indignan los altos índices de inseguridad, pero también los bajos índices de desarrollo en esta entidad que nuevamente es convertida en un laboratorio político.
Definitivamente si se requieren mejores ciudadanos, se requiere la participación decidida y hasta sus últimas consecuencias para hacer efectivos los cambios y mejoras para el estado y el país; se ocupa asumirnos como ciudadanía que se atreve y se compromete, que no solo se salga a votar y se dejen cheques en blanco a los partidos políticos; es necesario trascender del #YaMeCanse al #AvancemosYa.
También hay que decir que indigna la falta de empleo y de oportunidades, la inseguridad a la que nos enfrentamos cara a cara todos los días y que de acuerdo a cifras oficiales este año se ha disparado, indigna también la exacerbada corrupción, la deficiente atención médica y la mala dotación de servicios; pero definitivamente indigna más que la gente solo sea espectadora de las cosas que están mal y no haga nada por transformar el entorno, que por el contrario, sigan haciéndole el caldo gordo a los que criminalizan y estigmatizan la crítica y la participación de la gente.
¿Hasta dónde nos importa y hasta donde estamos decididos a generar el cambio? claro es que los que usan el slogan de respeto para Michoacán no respetan a nuestro estado y los carismáticos que regalan cosas, no garantizan tampoco.