Monumento a la opacidad…

 

“El hombre poco claro no puede hacerse ilusiones: o se engaña a sí mismo, o trata de engañar a otros”. Stendhal (1783 – 1842). Escritor francés.

 

En Michoacán la transparencia brilla por su ausencia y en tan lamentable situación, lo que algún día será el Teatro Matamoros de Morelia, se mantiene como el monumento a la opacidad.

La remodelación de lo que fue el Cine Colonial se anunció en octubre del 2008 durante el gobierno de Leonel Godoy Rangel, quien puso como Presidente del Patronato a Cuauhtémoc Cárdenas Batel y donde los tres órdenes de gobierno invertirían conjuntamente 150 millones de pesos; con la novedad que a la fecha y según el secretario de Finanzas, Miguel López Miranda, lo invertido alcanza ya los 237 millones de pesos y como usted sabe, todavía no está terminado. Vale recordar que en mayo del 2014 se calculaba que el avance era del 40 por ciento.

Además, el proyecto inicial estipulaba que el Teatro Matamoros sería estrenado en noviembre del 2010 para festejar el bicentenario de la Independencia de México.

Total que estamos en abril del 2015 y apenas la administración estatal que encabeza Salvador Jara Guerrero, decidió reactivar el fideicomiso e invertirle 33 millones de pesos con la esperanza de gestionar recursos federales para lograr una inversión total y adicional de 100 millones de pesos.

Desafortunadamente al crear un nuevo Comité Técnico, el gobierno estatal no comprometió transparencia, muchos menos rendición de cuentas contra quienes integraron el Comité anterior, que encabezó el nieto del Tata.

Así que el nuevo secretario técnico, el arquitecto Jorge Humberto Flores Romero, tendrá oportunidad de conocer “algo” de información de lo que hasta ahora se ha invertido y hecho en el Teatro Matamoros, cuando el próximo 30 de abril, sí, hasta dentro de un mes, se pueda llevar a cabo una reunión entre los incumplidos y los que llegan al rescate.

Este monumento a la opacidad ha despertado suspicacias en diputados federales y locales, que no terminan de saber cuánto es lo que realmente se ha invertido, toda vez que presuntos informes federales advierten que se han destinado más de 320 millones de pesos, mientras que los datos locales refieren 237 millones.

Es decir, pese a que prácticamente se haya duplicado el presupuesto, el Teatro Matamoros todavía no está terminado y no es seguro que basten los 100 millones de pesos adicionales para lograrlo.

Pese a semejantes diferencias en el discurso de autoridades federales y estatales, así como de legisladores, resulta increíble que no haya quien se anime a exigirle cuentas a Cuauhtémoc Cárdenas Batel. Evidentemente la clase política sigue venerando y temiendo al Ingeniero Cárdenas, lo que seguramente motivó que pese a los lamentables resultados, Leonel Godoy Rangel y Fausto Vallejo Figueroa no asomaran ni las narices a dicha obra… Y cómo hacerlo si estaba en manos de un Cárdenas…

En fin, este monumento a la opacidad presenta otra opción para que el gobierno en turno a través de su Contraloría o los legisladores locales y/o federales, promuevan auditorías que determinen si hubo o no desvíos, que aclaren cuántas licitaciones hubo, quién las ganó, quiénes incumplieron los contratos para que haya un retraso mayor a 4 años, pero sobre todo, por qué se incrementó de tal manera un presupuesto al que debió sujetarse el Comité Técnico recién finiquitado y que encabezó Cuahtémoc Cárdenas Batel; de quien por cierto, lo más que se le escuchó decir, es que sería una obra vanguardista, de primer mundo.

 

Con la esperanza de que haya una próxima vez… me despido, gracias.