Gana Enrique Galindo preferencias para su reelección en SLP
El asombroso milagro de AMLO
Una de las declaraciones “de moda” ,que produjo el proceso electoral del domingo pasado, fue la del “milagro” electoral de la Morena de AMLO.
Que si ganó “de manera aplastante” en el Distrito Federal, que si es la primera fuerza en la capital del país, que si llegó a la segunda posición en no pocos estados en disputa, que si ganó la capital de Zacatecas, que si llegó a sumar más de 2 millones de votos…
Vamos a suponer –por un momento–, que todas las anteriores premisas son correctas y que, en efecto, el crecimiento de Morena y de las expectativas de AMLO son milagrosas.
Aún así –de ser cierta la premisa–, el “milagro” que habría conseguido AMLO con Morena –en las elecciones del pasado domingo–, resulta “pecata minuta” frente al asombroso milagro de destruir la unidad de las izquierdas y de fracturar al PRD; además de favorecer el regreso del PRI en 2012 y la vuelta del PAN en 2016 y posiblemente en 2018.
Y es que los escribanos de AMLO y los promotores de Morena podrán decir misa y profesar actos de fe al “mesías tropical” y a su “obra”, pero lo cierto es que el regreso del bipartidismo en México es la verdadera obra y la mayor gracia de Andrés Manuel López Obrador.
¿Qué consiguieron AMLO y Morena el domingo pasado?
Mostrar que su “techo” en la Ciudad de México no pasa de 13 por ciento, que es capaz de las más vergonzosas alianzas electorales –como las de Veracruz y Oaxaca–, para garantizar los gobiernos del PRI –porque en Veracruz el gobierno de Miguel Ángel Yunes será un gobierno del más rancio priísmo–; y que desde hoy AMLO Y Morena son garantes del bipartidismo PRI-PAN en la presidencial de 2018. Todo, claro, una vez que AMLO anunció que en esa elección va solo y su alma.
En rigor, el anterior es todo el aporte de Morena, luego de la contienda electoral del pasado domingo.Pero si vamos al pasado, el aporte y el milagro son aún mayores.
Sin duda López Obrador hizo el milagro de unificar en torno a su persona, imagen y proyecto político a todas las izquierdas en 2006 y 2012, para convertirse en el más poderoso candidato opositor de la historia, luego de la exitosa campaña de Vicente Fox en 2010. El problema empezó cuando –a lo largo de esos procesos electorales–, AMLO fue no sólo el todopoderoso líder de las izquierdas mexicanas sino un dios intocable, perfecto, infalible e incuestionable.
Y una vez convertido en deidad, también fue el responsable de fragmentar a esa poderosa fuerza de las llamadas izquierdas –que tardaron 30 años en unificarse–, y que a lo largo de una década de control bajo la “dictadura democrática” de López Obrador se alejó de la cultura democrática, de la práctica de los valores y los principios democráticos y –sobre todo–, de la construcción de cuadros propios.
El PRD en los tiempos de AMLO fue –al mismo tiempo–, partido del gobierno y copia vulgar del más rancio PRI, en donde no se movía una hoja del árbol amarillo sin la bendición del “todo poderoso”, que imponía presidentes del partido, candidatos y se adueñaba de las aspiraciones presidenciables.
Toda esa fuerza –que habría sido capaz de llegar al poder, de no ser por el milagro de la soberbia lopista–, hoy se ha fragmentado. Todos han puesto “casa aparte” –como son los casos del Morena, PT y MC–, y no son peligro electoral alguno para el PRI y el PAN, éste último que carga al PRD en calidad de lastre político.
¿Y qué va a pasar con toda la fragmentación de las izquierdas, en la elección presidencial de 2018?
Todos lo saben; veremos el regreso del bipartidismo PRI-PAN.
Y ese es el verdadero y asombroso milagro de AMLO.
Al tiempo.
ITINERARIO POLITICO.
¡ENTREGA EL PRI PUEBLA..!
Dice el sabio refranero popular que los hechos “dicen más que mil palabraas”. Y los hechos muestras que en Puebla, el PRI de Manlio Fabio Beltrones y el jefe real triolor –que despacha e los Pinos- ya negociaron la elección de Puebla.
¿Y cuáles son los hechos? Resulta que de manera impensable en tiempos electorales, los partidos Panal y del Trabajo –satélites- probados del PRI–, decidieron aliarse al PAN de Rafael Moreno Valle en Puebla y, con ello, operar electoralmente contra el PRI, partido al que deben mucho más que lealtad; le deben la vida. Sin embargo, a “los hechos” anteriores también se suman “los dichos”.
Es decir, que según fuentes de toda confianza, el gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle habría “vendido su alma al diablo” para lograr su máxima aspiración política.
¿Y qué quiere decir lo anterior? Casi nada, que Moreno Valle habría pactado con el PRI de Beltrones y con el propio Enrique Peña Nieto que no lo frenaran;que no le pusieran obtáculos y le permitieran competir en la contienda presidencial de 2018. ¿Y qué significa ese pacto? Esa es la primera parte del meollo del asunto.
Como ya dijimos, resulta que Moreno Valle consiguió que el PRI le regalara las franquicias estatales de los partidos Nueva Alianza y del Trabajo. Dicho de otro modo, que el gobernador de Puebla consiguió antes del proceso electoral los votos necesarios y suficientes para que su candidato y su partido, el PAN, consigan la victoria en la elección del 5 de junio próximo, para renovar el gobierno estatal.
Y como queda claro, la consecuencia natural de ese pacto sería, en esa lógica, la derrota del PRI y el sacrificio de su candidata, Blanca Alcalá. Y si se alinean “los hechos” y “los dichos” queda claro que ni Nueva Alianza ni el PT se mandan solos.
Es decir, obedecen a un interés superior, a su verdadero “patrón” que es el PRI. Y en Puebla seervirán al PRI a través de facilitar la victoria de Moreno Valle y del PAN De esa manera, el triunfo del PAN en Puebla se traduce en la victoria de Moreno Valle, en el fortalecimiento de su candidatura presidencial y en una importante ganancia para el PAN.
Y es que si bien el Panal no da votos, si regala la mejor estructura para llevar votos a las urnas, en tanto que el PT “jala la marca” de las izquierdas y tronará al PRD. Una jugada perfecta.
¿Pero qué está dispuesto a dar a cambio Moreno Valle, como para que el poder federal facilite su candidatura presidencial? Esa es la segunda parte del truco. Moreno Valle prometió que si en la presidencial no encabeza las encuestas, se bajará para favorecer al candidato del PRI. ¿Es creíble esa promesa? En realidad no hace falta creerla.
El poder federal tiene todas las armas para destruirlo si no cumple. Pero lo verdaderamente importante para el PRI y para el gobierno es que, con Moreno Valle como candidato presidencial del PAN, cierran la puerta a Margarita Zavala –la incontenible precandidata del PAN–, por un lado, y tiene una herramienta para reventar a AMLO, por el otro. Pero hay más.
También Moreno Valle garantizó la derrota del PAN en Aguascalientes y Quintana Roo, en donde “pastorea” a los candidatos azules.
En Aguascalientes bajó de la contienda a Antonio “Toño” Martín del Campo, el mejor posicionado, e impuso al corrupto Martín Orozco.
Y para asegurar la victoria del PRI, también retiró a la candidata más aventajada a la alcaldía de la capital, Teresa Jimenez, e impulsó a un bulto, Alma Hilda Medina. Y en Quintana Roo el candidato del PAN-PRD, Carlos Joaquín Gonzñalez, tronará en cualquier momento. Al tiempo.