Última llamada
La CNTE humilla, veja, rapa. Basta ya
Los raparon en la plaza pública, por “traidores”.
Antes, los hicieron caminar descalzos por la calle, ante la multitud, con un letrero en el pecho que decía “somos traidores”.
Fueron humillados ante el pueblo en un acto de vejación que les marcará sus vidas y las de sus hijos, sin que ninguna autoridad hiciera nada.
Los seis maestros agredidos eran directores de escuelas que no se habían sumado al paro de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) en Chiapas.
Esos directivos iban de Comitán a Tuxtla Gutiérrez con la lista de los profesores que habían trabajado, para que les paguen sus salarios.
Ahí está la “izquierda” de nuestro país, igual que la de Pol-Pot en Kampuchea.
A ellos son los que López Obrador les pide alianza electoral y a cambio les ofrece manejar la educación en los estados donde ganen.
Ya le dijeron que sí. La sección 22, de Oaxaca, le prometió su voto para el candidato de Morena en esa entidad.
¿No hay una pizca de humanismo en el señor López para condenar que a educadores se les rape y los exhiban descalzos en las calles de la ciudad?
Eso van a hacer si llegan a gobernar el país. A los “ricos” y a los que se opongan a su modo de hacer justicia, en una de esas también los van a rapar y a humillar por el Paseo de la Reforma.
¿Por qué no? Así lo hacen ahora donde tienen el control y cuentan con la sumisión de la autoridad.
Indigna que en México al que cumple con la ley se le castigue en público. Que un grupo político tenga licencia para vejar a los ciudadanos que considera “traidores”.
Y a los que maltratan la dignidad de las personas cumplidas como esa media docena de directores de escuela, no les pasa nada.
Basta ¿no? Mano dura o mano firme, pero que no queden impunes ¿O así nos vamos a entender?
No puede ser que las autoridades dejen manga ancha a grupos de bárbaros para que atropellen la dignidad de profesores cumplidos.
Toda esa permisividad es con un sector político, que presume ser de izquierda. Y con eso ya la hicieron. Son intocables. No se vaya a enojar López Obrador si les hacen algo.
En una semana los miembros de la CNTE en Chiapas secuestraron al presidente del Congreso del Estado, lo amarraron a un poste de la plaza de San Cristóbal, y amagaron con prenderle fuego si no les cumplían sus exigencias.
Asaltaron gasolineras y repartieron el combustible de manera gratuita. Nadie les hizo nada. Eran de izquierda, de la CNTE.
Por fortuna ningún trabajador trató de impedir ese robo, que se prolongó por horas, pues le pudo haber ocurrido lo que al trabajador de la gasolinera en Chilpancingo, Gonzalo Rivas, que los normalistas de Ayotzinapa quemaron vivo.
A esos asesinos tampoco les pasó nada.
Y ayer raparon en público a seis directores y directoras de escuelas que piensan distinto a ellos.
Urge poner orden. Que el Estado aplique la ley. Y no que lo hagan, a su modo, los polpotianos de la CNTE.
La bolsa rota de Petróleos Mexicanos
Me escribe un veterano petrolero, de aquellos que se jugaban la vida y empapaban la camiseta para entregar a tiempo una reparación entre las calderas, y dice que en efecto Pemex puede volver a ser viable en el largo plazo como lo dice su director, pero a condición de que “se queden sólo los empleados responsables y orgullosos de lo que hacen”.
Tiene razón el ingeniero, pero persisten muchas dudas acerca de la viabilidad de sectores de la industria petrolera, que tal vez no se salven únicamente con menos personal y más productividad.
Pemex Refinación tuvo pérdidas totales por 115 mil millones de pesos entre octubre de 2014 y septiembre de 2015.
La cifra nos indica que todo lo que Pemex refina y vende, no le aporta ganancias sino pérdidas.
O sea que si el gobierno decidiera cerrar Pemex Refinación cumpliría holgadamente con la meta del recorte de gastos (100 mil millones de pesos) y le quedarían varios miles de millones de pesos para invertirlos en otras áreas más rentables.
Seguramente no es tan sencillo. Si lo fuera ya lo habrían hecho. ¿O es cuestión de voluntad política, como lo fue el cierre de Luz y Fuerza del Centro?
El caso es que las pérdidas mayores de Pemex se concentran en Refinación desde hace ya varios años, y los sucesivos gobiernos no han tomado la decisión de cerrar la llave.
Resulta un atentado al sentido común enterarse que Pemex Refinación nos vende gasolina a un precio igual al que costaba cuando el barril de petróleo tenía un precio de 80 dólares, y pierde dinero.
Tienen a un mercado (hasta hoy) cautivo, nos venden la gasolina carísima y pierden dinero.
En Pemex Refinación trabajan alrededor de 60 mil personas, entre empleados de base y de confianza. Un exceso. Sobre todo si se compara con refinerías de otros lugares del mundo que están totalmente automatizadas.
Con toda seguridad no es sólo el exceso de personal lo que hace incosteable a Pemex Refinación, ya que las pérdidas son demasiado grandes como para atribuirlas al pago de salarios.
Al gobierno, es decir a todos nosotros, le sale mucho más económico comprar gasolina afuera y venderla en México, que refinarla aquí.
Actualmente el 54 por ciento de las gasolinas que se consumen en el país las traemos de importación, porque nuestro sistema de refinerías ya no da para satisfacer el mercado interno. Ni la mitad.
¿No sería mejor importar el cien por ciento de las gasolinas, venderlas a un precio más barato a los consumidores mexicanos, y dejar de perder 115 mil 609 millones de pesos al año en refinar nosotros?
En el sexenio pasado la maestra Georgina Kessel, secretaria de Energía, pensaba que por seguridad estratégica del país no convenía depender de gasolinas importadas.
Y el ingeniero que me escribe se pregunta por qué no puede ser negocio en México lo que en todo el mundo sí lo es, aún con las oscilaciones del mercado.
Para el sentido común lo mejor sería dejar de perder en refinación, importar gasolina que sale más barata, y destinar los recursos a reponer reservas de crudo.
Si hay una solución intermedia díganla y háganlo. Pero así no se puede tirar el dinero de la nación.