Derecho al arte y la cultura: México y la culturización de la violencia
En agosto de 2009, cuando se realizó la presentación pública de Mexicanos Primero Michoacán, A.C., además de realizarse propuestas y exhortos ciudadanos para elevar la calidad educativa, se realizó la petición de sacar a la educación michoacana de la nota roja. No por vías artificiales, ni por coerción hacia los medios, como ha habido quien ha pretendido realizarlo, sino por el restablecimiento sistémico del clima de paz y armonía que debe imperar en toda comunidad educativa que se precie de serlo.Sin embargo, al paso de los años, este ideal no se ha logrado, sino que la ola de violencia que enferma desde hace décadas al tejido social michoacano pareciera haber conseguido contaminar hasta la médula a nuestro sistema educativo. Hoy Michoacán nos duele a todos y la violencia en el sistema educativo es una señal inequívoca de la metástasis de la ausencia del estado de Derecho, de la opacidad, inseguridad y corrupción.Hoy en Michoacán es francamente triste que sigamos dirimiendo nuestras diferencias violentamente, en lugar de dialogar, analizar y debatir puntos de vista polarizados hasta encontrar un mínimo común multiplicador de nuestras potencialidades humanas. Para muchos es más fácil confrontarse en la calle, en la marcha, en el mitin, en el bloqueo y en la extorsión antes que discutir a fondo con quienes no reconocemos como semejantes. Preferimos desgarrar y partir en pedazos lo público antes que ponernos de acuerdo entre particulares.Particularmente, en el sistema educativo nos encontramos con manifestaciones de fuerza y transgresiones que en mayor o menor grado nos hacen por lo menos permanecer en estado de alerta, tales como el anunciado convenio entre grupos de autodefensa y la CNTE. Asimismo, a pesar de tantos bloqueos, marchas y daños patrimoniales que han infligido los normalistas, la CUL y la CNTE, en Michoacán las órdenes de aprehensión se negocian.Actualmente hay una batalla campal por la educación disputándose en la calle. Si no media la razón, la tregua y la lucha por canales establecidos, queda muy claro que en el corto o mediano plazo, las próximas pugnas en el sector educativo serán por tabiques, madera y cemento para reconstruir los escombros del insensato derrumbe de lo público que se está realizando por unos cuantos, guiados por la intransigencia que arrebatan lo que creen merecer por ser poseedores de la fuerza e impunidad.Particularmente, las escuelas públicas deben ser un remanso de paz y de armonía, para que los miembros del sistema educativo puedan participar en los procesos educativos con plena seguridad de aprender sin contaminarse de antivalores ni de sentirse acorralados por la violencia. Si no conseguimos que el tan anunciado rescate de espacios públicos de la inseguridad y corrupción privilegie a las escuelas mexicanas, estaremos perdiendo el tiempo, porque si es que en algún momento pudiese existir calidad educativa en ellas, no forjarán integralmente a los ciudadanos que vendrán a cumplir los pendientes revolucionarios de democracia, educación y justicia social que nos heredaron los próceres redactores de la Constitución de 1917, sin que hasta la fecha haya habido una generación capaz de consolidar el desarrollo integral de la nación.En Michoacán de Ocampo, mientras sigue el debate sobre la gobernabilidad estatal y del establecimiento del “Pacto por Michoacán”, hasta el momento no han convocado a la sociedad civil para tales efectos. Por el contrario, en total impunidad, una vez más, para efectos de traslado, los normalistas se dieron a la tarea de detener autobuses comerciales, de bloquear casetas y de marchar. Las comunidades de aprendizaje de Tierra Caliente se vieron forzadas a aplicar la suspensión de labores prudentemente, debido al clima de inseguridad. En plena capital de la entidad, la Escuela Secundaria Técnica No. 119 tuvo que ser evacuada debido a su proximidad con las instalaciones de la Policía Federal de Caminos debido a las amenazas recibidas de un atentado en su contra. Michoacán requiere hoy más que nunca el restablecimiento del contrato social para poder lograr que haya más seguridad de los michoacanos. Por ejemplo, ¿quién garantiza la integridad física de los maestros de vocación, los de 200 días de clase, quienes sostienen con esfuerzo sobrehumano muchas comunidades de aprendizaje?A los alumnos víctimas de una escuela que los agrede sistemáticamente, ¿quién les logrará convencer de que lo mejor de su futuro está en manos de quienes les vejan y violentan?No olvidemos que el Instituto Politécnico Nacional conformó y difunde una escala denominada “Violentómetro”, en donde partiendo de las bromas hirientes, chantajes, mentiras, engaños, ignorar, aplicar “ley del hielo”, celar, culpabilizar, descalificar, ridiculizar, ofender, humillar en público, intimidar, amenazar, controlar y prohibir amistades, familiares, dinero, lugares, vestimenta, apariencia, actividades, correos electrónicos, uso de celulares) destruir artículos personales, manosear, acariciar agresivamente, golpear “jugando”, pellizcar, arañar, empujar, jalonear, cachetear, patear, encerrar, aislar, amenazar con objetos o armas, amenazar de muerte, violar, mutilar y asesinar, en el orden citado, definen tonalidades de un mismo fenómeno, que se llama violencia y que ya no debemos permitir siga asolando nuestra dignidad humana.Cuidemos nuestras palabras y actos, dirimamos nuestras diferencias de manera pacífica, porque la ola de violencia no para y si no tomamos cartas en el asunto firmemente, se nos revertirá a todos. La reversión del clima estatal de sevicia, debe ser prioridad y mandatarse acciones extraordinarias en el Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018 para rescatar Michoacán.Comentarios: [email protected] y Twitter: @Erik_Aviles