Poder y dinero
Debemos mirar las pasadas elecciones de frente, con lucidez y valentía para ubicarnos ante los gobernantes y no sepultar el cambio radical, inaplazable, es cuestión de supervivencia.
La jornada electoral que vivimos el siete de junio se presenta como algo complejo, multicolor, es percibida de manera diferente según el color del cristal con que se mira. Para la experiencia del ciudadano de a pie y con sentido común, es un hecho inflado en declaraciones según intereses de los grupos, es una jornada más bien rala y gris, un acontecimiento desairado por la mitad de la ciudadanía. Si acaso la mitad sale a votar. De esa mitad, algunos candidatos ganan la tercera parte de sufragios, treinta y seis por ciento y gobiernan con el dieciocho ciento de los electores. De cien michoacanos solo dieciocho votan por Silvano.
Un aspecto que ven los ciudadanos que aman a México y consideran las cosas como son es que se trata de una realidad dolorosa de los mexicanos.
El DEMOS, el pueblo democrático de México ofrece un panorama post electoral lastimero. Inundado de publicidad, con violencia a la dignidadde las personas. Muchos ciudadanos afirman sentirse parte de unatropello, de una burla de parte de quienes tienen el poder oficial o fáctico.
Tales conciudadanos se apoyan en hechos: en un Estado del que no hacer tener memoria, como diría Don Quijote,con meses de anticipación se comenta una noticia: el bueno es Fulano de Tal. Los hechos confirmaron el secreto a gritos.
En todo caso, como comentan algunos comunicadores, el triunfo del candidato se debe a la publicidad no a otra cosa. Es lamentable.
Los ciudadanos sencillos se ven violentados en su dignidad inalienable de personas, es una pena. Reciben mochilas con útiles escolares con dobles intenciones, dádivas, promesas a cambio de su voto. Les dan dinero, que para un pobre parece mucho, y les quitan su credencial de elector hasta pasadas las votaciones.
Es triste, la dignidad del pobre se ve pisoteada, los agentes de la mercadotecnia electoral, por órdenes de partidos y candidatos se aprovechan de su miseria y de su necesidad. Se aprovechan de su debilidad psicológica y los utilizan para su propaganda, de su ignorancia para envolverlos con un discurso que muchas veces ni los candidatos creen. Se aprovechan de su buena fe para presentarles una realidad falaz de la persona de servidores públicosque pretenden ser seres honestos, impecables y de los partidos que no asumen sus fraudes y fracasos en administraciones pasadas.
Es triste e indignante ver esa miseria de las multitudes, en un estado de indefensión y desamparo, entregadas a la merced de quienes se presentan como ores leales, que se deshacen por servir a la gente.
Aparece un pueblo sumido en su atraso social, desprovisto de educación, un pueblo de vencidos, manipulados, que no ha crecido en democracia, perdido, con su autoestima por los suelos. Un pueblo que es fácil presa de los aprovechados. La crisis del sistema educativo y la irresponsabilidad en democracia son muestra de ello.
Los de la clase dirigente sacrifican el progreso y la vida digna, el progreso de las mayorías en aras de intereses facciosos, del poder y la riqueza que buscan con pasión. Queda un pueblo postrado, sin esperanza, que se conforma con irla pasando, sin una utopía, sin energía para crear una vida digna y feliz, que no parece haber avanzado después de siglos de historia y ni con la Revolución.
Para muchos actores políticos la jornada electoral fue brillante y la realidad de México es inmejorable, el mexicano en un mundo perfecto más que los países del primer mundo. La clase dirigente está enajenada en su realidad virtual, desconectada del sufrimiento de los mexicanos.
La realidad es otra, así la antidemocracia vuelve a aparecer como en los tiempos primitivos de oscurantismo, con prácticas escandalosas que se creían superadas, reaparece con acciones tan burdas como ya hemos señalado.
El pueblo de México, sus mayorías se encuentra en la triste situación de esa mujer muy hermosa, de condición humilde que se encuentra postrada en la cama de su enfermedad. Son dolores del cuerpo pero también del alma: sin higiene, dinero ni atención médica. La encuentro sola, un niño me señaló su cuarto sucio y miserable. Nadie se ocupa de ella, vomita, lleva días con dolor de cabeza. Boca abajo sobre la cama llora, gime con inmensa amargura. Su aspecto es desgarrador.
Una sensación parecida deja en los amantes de México la situación social, con su corrupción e injusticia, con el desempleo y el hambre, la desesperanza.
La situación social deja una tristeza muy honda, comparable al duelo por la muerte de su amada o de un ser entrañable.
Hay que reflexionar, tener sobre Michoacán una mirada crítica. Hay que tener conciencia de lo que pasa, con realismo, osando hacer frente a la realidad.
Hay que ser nobles y audaces, apoyarnos en la fe para recuperar la esperanza audaz y realista. Tenemos fuerza divina en nuestra alma para creer en un mundo nuevo, imposible para las fuerzas humanas pero no para un Dios poderoso y amante.
Hay que tener en el corazón elsueño acariciado, íntimo, entrañable alto del México democrático, de primer mundo, de transparencia y progreso, con ciudadanos maduros, capaces de vencer las crisis y ser íntimamente felices. El sueño que no comparte la clase dirigente.
Empieza un tiempo nuevo que requiere esfuerzo sostenido para cuidar a los servidores públicos, que asumen su responsabilidad con todas las consecuencias de gestiones pasadas de su partido, ante las deudas de dos gestiones desafortunadas.
Debe haber un cambio copernicano. No nos pueden dar más de lo mismo, en esa marcha terrorífica del Estado a la descomposición social, al caos de sufrimiento, en lo que pareciera ser una marcha hacia la destrucción apocalíptica. Es una realidad que no queremos pero que se impone si no cambiamos de rumbo.
Cada michoacano y michoacana, como imágenes de Dios, tienen un potencial infinito. Sólo hace falta ser generosos, heroicos para crear el mundo nuevo pagando el costo.