Convento Franciscano del siglo 16, a unos minutos de Morelia
MORELIA, Mich., 5 de junio de 2016.- En tres cuadras a la redonda de la Monumental de Morelia, los franeleros acomodaban autos, y cobraban por los espacios desde 50 hasta 100 pesos. Ya no cabía nadie. Había algunos autobuses muy cerca de las instalaciones del Supremo Tribunal de Justicia. Por fuera de la Monumental había camionetas blancas con cristales polarizados, algunos guardaespaldas esperaban a sus patrones. La noche moreliana lista para Juan Gabriel.
Adentro, la Monumental estaba abarrotada, tampoco cabía nadie. Lo más barato era lo más alto, lo más cercano lo más caro. Los costos variaron de manera abismal; lo más barato 715 pesos, lo más caro, zona VIP tres mil 520 pesos, y unos palcos para 15 personas que costaron más de 40 mil pesos. Pero no hubo espacios libres ni costos elevados para recibir a Juan Gabriel.
No se hizo esperar el Divo de Juárez; salió al gran escenario central, entre luces multicolores, resaltando la espectacularidad, y ataviado con un saco de lentejuelas negras y de colores. La ovación del respetable solamente se comparó con los coros de la multitud al acompañar sus temas.
Desde cualquier espacio del recinto taurino podía disfrutarse el concierto, debido a la estratégica posición central del escenario, y porque además, para los ubicados más lejos, estaban dos pantallas que no perdían detalle del cantante michoacano.
Aunque la voz de Juan Gabriel al final se escuchaba cansada, como si tuviera algún padecimiento en vías respiratorias, constantemente hacía alusión a Michoacán, a Morelia, cosa que sucedió durante las casi cuatro horas que duró la fiesta. Se le vio jovial, contento, festivo y agradecido de presentarse en la capital michoacana.
Entre los músicos, mariachis, bailarines, coristas e invitados, como el dueto colombiano Zona Prieta, deleitaron bailando y cantando el popular “NoaNoa” que armó un verdadero fandango que prendió hasta al más serio. El divo se despachó con“Querida” “Te pareces tanto a mi” “Me nace del corazón” “Pero qué necesidad” “Se me olvidó otra vez” y muchos temas más, que han hecho de él una leyenda de la música mexicana.
Al final, ni el tráfico ni los costos ni nada quitó la sonrisa a la multitud, que fue despejando en minutos la zona de la Monumental, con un calor en el corazón.