Convento Franciscano del siglo 16, a unos minutos de Morelia
MORELIA, Mich., 29 de diciembre de 2021.- Bajo el proyecto Compendio de Cineastas Contemporáneas, que busca mostrar el trabajo de las mujeres en el cine, las realizadoras Astrid Rondero y Fernanda Valadez manifestaron que las condiciones de mujeres y varones siguen siendo diferentes en el medio cinematográfico, sin embargo hacer una dupla creativa ayuda a superar en alguna medida esto.
Aunque ha cambiado la situación, falta muchísimo por supuesto, señaló Astrid, quien recordó que su experiencia como estudiantes jóvenes, aunque fue un paso positivo al final, jamás fue lo mismo en términos oportunidades a diferencia de sus compañeros hombres, pese a que tenían logros al igual que ellos.
“A nosotras no se nos acercó un productor para ofrecernos una película ni producir nuestra película, pero esto, en muchos aspectos fue muy positivo”, externó, porque eso les llevó a cuestionarse el porqué esperaban a que alguien les produzca una película; “eso es algo muy raro, porque es buscar a alguien, contratar a alguien, para que sea tu jefe”, indicó.
Eso llevó a Fernanda y a ella a irse por la libre juntas, como cineastas mujeres, lo que les permitió tomar las riendas muy pronto de sus proyectos; “es así que nosotras no tenemos qué pedirle permiso a nadie para levantar nuestras películas, y eso nos ha permitido una libertad creativa que nos ha dado como producto dos películas y una más que ya viene, y nuestros cortometrajes”.
Indicó que todavía hay una brecha muy grande, con todo y que se están cambiando ahora los valores, están buscando muchas directoras mujeres, “ese espacio que tuvimos gracias a los financiamientos públicos, y está toma de conciencia de las minorías, nos ha permitido que el cine mexicano tenga una diversidad que no es tan común en un país tan machista”.
A su vez, Fernanda Valadez externó que la experiencia en Aguas quietas, que fue un cortometraje que selló su colaboración, les permitió entender que tenían una afinidad creativa muy importante; “fue tan relevante en ese momento la experiencia de no ser el foco, porque siempre en las generaciones de la escuela de cine o en general en la vida, se habla de que el próximo gran talento es un varón”.
En realidad eso les dio un gran espacio de libertad, reconoció, puesto que no se esperaba nada de ellas, pudieron hacer lo que quisieron en la manera que les pareció más conveniente, que fue formando una compañía productora repleta de mujeres y de personas de la diversidad, que tampoco eran las esperadas próximas grandes promesas.
Todo eso fue muy positivo, externó; y fue gracias al financiamiento público, porque se dieron muy pronto cuenta que ellas podrían reclamar y conseguir los fondos públicos, y de esta manera convertirse en las que toman las decisiones, “por eso Astrid y yo somos tan rotundas y tan directas en defender el financiamiento público, porque eso garantiza, no solo la diversidad de historias, sino que cualquier persona en este país que tenga acceso a la educación o a la posibilidad de que pueda convertirse en cineasta, efectivamente pueda ser cineasta”.