Convento Franciscano del siglo 16, a unos minutos de Morelia
MORELIA, Mich., 30 de enero de 2016.- Cuando hablamos de los genios detrás de las películas que marcaron la historia del cine, usualmente nos referimos a los directores, a quienes consideramos “autores” de la obra. Sin embargo, la realización cinematográfica es una labor colaborativa y los mejores directores siempre se rodean de grandes talentos para llevar a cabo su visión. En esta ocasión, rendimos tributo a algunos diseñadores de producción cuyo trabajo es inolvidable aunque sus nombres no sean del dominio común, según se informa en un comunicado.
Pero, ¿qué es el diseño de producción? En su libro El arte cinematográfico, David Bordwell y Kristin Thompson lo explican de la siguiente manera: “El diseñador de producción se encarga de imaginar los decorados de la película. Esta unidad crea dibujos y planos que determinan la arquitectura y los esquemas de color de los decorados. Bajo la supervisión del diseñador de producción, el director de arte supervisa la construcción y el pintado de los decorados.” Es decir, que esta es el área encargada del look de la película.
A continuación, cinco diseñadores de producción contemporáneos cuya aportación al cine ha sido invaluable:
David Wasco: Las películas dirigidas por Wes Anderson se distinguen por su estilo vintage, una peculiar mezcla entre un comercial de cereal setentero y una casa de muñecas antigua. Pero los coloridos y simétricos mundos de Anderson no serían iguales sin la aportación del diseñador de producción David Wasco, quien colaboró con el director en su ópera prima Bottle Rocket (1996), en su segundo largometraje Rushmore (1998), y en una de sus películas más emblemáticas, The Royal Tenenbaums (2011). Por si fuera poco David Wasco también ha trabajado con Quentin Tarantino en múltiples ocasiones, incluyendo en Reservoir Dogs (1992), Pulp Fiction (1994), Jackie Brown (1997), ambas películas de Kill Bill (2001 y 2004) e Inglourious Basterds (2009). Wasco ha imaginado algunos de los escenarios con más onda del universo cinematográfico, diseñados para empaparse de sangre sin perder el estilo.
John Barry: Clockwork Orange (1971) de Stanley Kubrick es sin duda una de las películas más reconocidas en la historia del cine, ¿pero qué sería de esta obra maestra sin su diseño de producción? John Barry es el responsable de esos escenarios futuristas a los que viajan nuestras mentes cada vez que escuchamos la novena sinfonía de Beethoven, desde el Korova Milk Bar -con sus mesas de maniquíes desnudos y su luz fluorescente- hasta las estilizadas casas de las víctimas de la violencia juvenil. Otra emblemática película en la carrera de John Barry es Star Wars: A New Hope (1977, dir. George Lucas), la primera edición de esta serie multimillonaria marcó la pauta para diseñar el universo que aún atrae fervientes admiradores de todas las edades: un espacio exterior fronterizo, con sabor a western.
Eugenio Caballero: Este mexicano ganó el Oscar a Mejor Diseño de Producción y dos premios Ariel a Mejor Escenografía y a Mejor Diseño de Arte por El laberinto del fauno (dir. Guillermo del Toro) en 2006, una labor exquisita que resultó en un mundo infantil y maravilloso, pero a la vez oscuro y aterrador. Después de ese éxito, Eugenio Caballero ha tenido la oportunidad de trabajar con directores internacionales como Jim Jarmusch (The Limits of Control, 2009) y Sebastián Cordero (Rabia, 2009; Europa Report, 2013), además de talentos mexicanos como Carlos Cuarón (Rudo y Cursi, 2008), Fernando Eimbcke (Club sándwich, 2013), y Michael Rowe (Manto acuífero, 2013), entre otros. Recientemente colaboró con J.A. Bayona, con quien ya había trabajado en The Impossible (2012), en A Monster Calls (2016), una película que involucra a un niño y a un árbol monstruoso, así que pronto podremos ver la imaginación de Eugenio Caballero desatada una vez más en el terreno de la fantasía.
Brigitte Broch: Aunque nació en Alemania, esta diseñadora de producción ha trabajado y vivido en México gran parte de su vida. Ha colaborado con tres de los directores mexicanos de mayor renombre internacional, fue directora de arte de Cronos (1993), de Guillermo del Toro; diseñadora de producción de Sólo con tu pareja (1991), de Alfonso Cuarón; y diseñadora de producción de varias películas dirigidas por Alejandro González Iñárritu: Amores perros (2000), 21 Grams (2003), Babel (2006) y Biutiful (2010). La dirección de arte de Sexo, pudor y lágrimas (1999) también estuvo a cargo de Brigitte Broch, quien se ganó un Ariel por su trabajo, así que no es exagerado decir que ella ha sido una influencia importante en la definición de lo que imaginamos (por lo menos en el cine) como el estilo de vida de la clase media alta urbana en México. Además, Brigitte Broch ha trabajado con el director australiano Baz Luhrmann, cuyas películas se reconocen por su estilo excesivo y decadente; fue decoradora del set en Romeo + Juliet (1996) y en Moulin Rogue! (2001), por la cual recibió un Oscar, compartido con Catherine Martin, a Mejor Dirección de Arte.
Peter Lamont: Si algo tienen en común las películas de James Bond (además de las chicas, el espía trajeado, las hazañas peligrosas, los martinis…) son los lugares espectaculares en los que sucede la acción: los lujosos casinos en Monte Carlo, las sedes del espionaje internacional -siempre elegantes y equipadas con la mejor tecnología- y las increíbles guaridas de los villanos. El británico Peter Lamont es una de las mentes brillantes detrás de estos escenarios, ya que ha trabajado en el área de diseño de producción en 18 películas de James Bond, la primera fue Goldfinger (1964, dir. Guy Hamilton) y la más reciente Casino Royale (2006, dir. Martin Campbell). Este diseñador de producción incluso ha parodiado su propio trabajo, colaborando con la comedia Top Secret (1984, dir. Jim Abrahams, David y Jerry Zucker). Otro trabajo notable de Peter Lamont es Titanic (1997, dir. James Cameron), por la que ganó un premio Oscar, compartido con Michael Ford, a Mejor Dirección de Arte.
Estos son sólo algunos nombres destacados en el área de diseño de producción, sin duda hay mucho talento que se ha quedado fuera de la lista. Sin embargo, con estos ejemplos queda claro que la escenografía es parte esencial de la identidad visual de una película y que aquello que parece tan espontáneo y natural sólo se logra con mucho tiempo de planeación, a través de una cantidad brutal de trabajo y gracias a una atención al detalle casi obsesiva.