Convento Franciscano del siglo 16, a unos minutos de Morelia
MORELIA, Mich., 26 de febrero de 2016.- Es común que al pensar en “El llano en llamas” o en “Pedro Páramo” remita de inmediato a Juan Rulfo. Además de escribir, el literato mexicano dejó un legado fotográfico. La UNAM Centro Cultural Morelia expone, desde hace días, la mirada de Rulfo desde la lente fotográfica, a través de 64 imágenes en la muestra “En los ferrocarriles”.
Se sabe que el escritor empezó su afición por la fotografía casi a la par que la de escribir, a finales de los años 30. Un texto que se encuentra en la exposición, autoría del investigador y arquitecto Víctor Jiménez Muñoz, director de la Fundación Juan Rulfo A.C., explica que el escritor y fotógrafo fue prolífico en ambas actividades durante la década de los 40, pero es hasta la siguiente década, en la que escribe sus obras más conocidas, que trabaja varios proyectos de fotografía.
Algunos de sus cuentos fueron adaptados para el cine. Rulfo tuvo una relación cercana al séptimo arte. A finales de 1955 se filmaba la primera película basada en su cuento “Talpa”. En Tlaxcala coincidió esta producción con la que grababa el filme “La Escondida”, que dirigía Roberto Gavaldón, y actuaban María Félix, Pedro Armendáriz y Jorge Martínez de Hoyos. Juan Rulfo permaneció en esta producción junto a Gavaldón y registró parte del rodaje. En la exposición se pueden ver algunas de estas fotografías.
Roberto Gavaldón realizó, tiempo después, un documental encargado por Ferrocarriles Nacionales. Juan Rulfo lo acompañó a este trabajo. Muchas de las fotografías que se exhiben en la muestra, tienen mucha similitud con las imágenes del documental, por lo que existe la presunción de que Rulfo realizó las fotografías junto al camarógrafo.
En esta exposición se reúnenal menos dos pasiones a simple vista, es literal: la fotografía y los ferrocarriles. La mirada de Rulfo a través de la lente estará hasta el 15 de abril en el UNAM Centro Cultural Morelia, en avenida Acueducto número 19, esquina con la calzada Fray Antonio de San Miguel, en el centro de Morelia.
Asómese, mire. Aún hay tiempo y vale la pena.