La opción
La designación de delegados federales no ha concluido y ya enfrenta serios problemas.
Desde un principio el gobierno de Enrique Peña previó hacer nombramientos bien madurados para garantizar la eficiencia de la adminsitración nacional
Se haría, instruyó, coordinadamente con los gobiernos estatales.
Luego vino la segunda cuestión: ¿quién concentraría la selección?
Por lógica política, control central y decisión presidencial el encargado principal ha sido, es y será el secretario de Gobernación, Miguel Angel Osorio Chong.
Todos pasan por su mano y los candidatos tienen distinto origen: experiencia administrativa, petición de interesados, cercanía con el propio Osorio Chong o a propuesta de otro miembro del gabinete -¿alguien conoce a Luis Videgaray?-, gobernadores y directores generales.
El mismo trámite dado a posiciones secundarias en secretarías de Estado, organismos descentralizados y paraestatales, pero en apariencia menos codiciadas.
Todo ha sido, para desesperación de la masa desocupada.
LOS DOS YUNES TIENEN EXPEDIENTES
La media de delegados es de 42 por estado.
En teoría mil 344 en todo el país, aunque en algunas dependencias tienen dos y hasta tres oficinas en algunas entidades para atender mejor las grandes ciudades y las zonas conurbadas.
Durante las administraciones panistas fueron muchas más porque se multipicaron oficinas y designaron adjuntos con sueldos y funciones prácticamente idénticas.
Vil burocracia.
En esta ocasión las plazas apenas están en ocupación.
Hay estados, como Oaxaca, a donde sólo han enviado a Gabino Cué ocho de los 42 delegados reglamentarios.
En otras entidades, como Morelos, el número de designaciones es mayor pero se han desatendido las recomendaciones de Graco Ramírez, por cierto el primer perredista en reconocer el triunfo de Enrique Peña y prometer coordinación con él.
Veracruz, origen del escándalo del panista Gustavo Madero, también hay vacantes mientras en las oficinas de gobierno se empolvan las denuncias contra Miguel Angel Yunes Linares por malos manejos como delegado de Sedesol y de su hijo Miguel Angel Yunes Márquez por manipular el padrón de Oportunidades.
RESULTADOS CONTRAPRODUCENTES
Ese panorama ha causado pasmo en el gobierno federal.
Los partidos de oposición han tomado la iniciativa.
Tratan de maniatar a la administración de Enrique Peña con la prohibición de nombrar delegados con antecedentes priístas, como si los gobiernos panistas –Guadalupe Osuna, Miguel Márquez, Guillermo Padrés, Marcos Covarrubias– y perredistas –Graco Ramírez, Arturo Núñez, Angel Aguirre, Miguel Mancera– no estuvieran integrados por militantes suyos.
Mientras tanto, los espacios no ocupados por priístas o están acéfalos porque los panistas huyeron antes de llegar la auditoría o en manos de encargados sin facultades para operar.
En el mejor de los casos eso se traduce en parálisis.
Justo la ineficiencia que pretendía combatir el presidente Peña cuando pidió cubrir las oficinas públicas con titulares de experiencia y honradez comprobadas.