Política gourmet
CRISIS QUE DEJAN HUELLA
La suspensión de agua por seis días generó justificado enojo en los ciudadanos. El evento sumaría la tercera crisis que enfrenta la presidenta municipal Itzé Camacho en tres meses que lleva al frente de la administración municipal. 1.- La provocada por el síndico municipal ya conocida por muchos. 2.- El escándalo y supuesto despido de la ex tesorera y esta, la número 3.- Por fallas técnicas en el equipo que suministra el agua al Capalac.
Ésta última sería la más grave porque impactó afectando directamente a miles de hogares, escuelas, oficinas públicas, pequeñas empresas, clínicas, hospitales y comercios.
Y sin embargo, ésta última sería también en la que menos culpa tiene directamente la alcaldesa y su equipo, incluyendo por supuesto a los operadores del Capalac.
Pero los tres eventos han hecho crisis teniendo como base la falta de comunicación directa de la alcaldesa con los ciudadanos.
Los tres pudieron ser sucesos inevitables. Pero la falta humildad para dar la cara y brindar explicaciones a tiempo es también inevitable que la autoridad quede rebasada.
Quienes leen esta colaboración estarán de acuerdo en que de todo lo anterior aquí se ha escrito y nunca de mala manera, jamás con jactancia y mucho menos con arrogancia.
Y lo reitero: si la administración municipal no planifica, no organiza y no previene contingencias, las cosas seguirán de mal en peor.
Y tiene dos más en puerta.
Pero la enseñanza de esta última emergencia también debe ser una lección para los ciudadanos.
Capalac arrastra una morosidad de poco más de la mitad de los usuarios empadronados que andan sobre los 40 mil en total.
No son miles, son millones de pesos los que se arrastran como déficit en el pago del servicio.
¿Qué hace una empresa en franca bancarrota para sobrevivir? Cobrar caro a los pocos que sí le cumplen.
Pero en estas condiciones el abasto ni puede ser eficiente ni de buena calidad. Los equipos y redes para el suministro están colapsados. Son de hace 40 años.
Cuando se presenta una falla técnica que implica fuertes gastos imprevistos pero inmediatos, ocurre lo que acabamos de padecer todos,
No se trata de justificar o de lanzar culpas a nadie.
De lo que se trata es que todos, autoridades y usuarios, cumplamos con la responsabilidad que nos toca.
No es justo que, por ignorancia o soberbia de la autoridad, se llegue a estos padecimientos que rallan en lo absurdo.
Tampoco es justo que por valemadrismo de los morosos, los que sí cumplen tengan que cargar con la culpa y sinrazón de los demás.
Imposible dejar de recalcar que nos han puesto en el ánimo de tiempos y gobiernos del “cambio”.
Esto solo es responsabilidad de la autoridad demostrar que sabe de esto, que sabe cómo hacer las cosas de manera distinta y por supuesto, con resultados que marquen la diferencia.
Por último, insisto en llamar la atención principalmente de la alcaldesa y sus cercanos de que solo la comunicación puede ser el vínculo con los gobernados y de estos con sus gobernantes. Por lo menos ahora no se ha inventado otra herramienta para el entendimiento entre los que tenemos el don de la expresión en cualquiera de sus formas.
Recuento: tres crisis en tres meses, y en ninguna han explicado y menos dado la cara quienes tienen que darla. HASTA LA VISTA.