Poder y dinero
Asumir la triste realidad
Con sentido de auto crítica debemos aceptar los señalamientos que vienen del exterior, asumir los logros y fracasos de nuestras luchas con humildad y madurez,
Argentina debe controlar el problema de la droga para que el problema no se mexicanice. El neologismo del Papa Francisco brota espontáneo por una situación mundialmente conocida.
Es una expresión que va a hacer camino, en ella no hay ningún juicio de valor de la actuación del gobierno mexicano.
Este se pone el saco, se siente criticado, juzgado, Siente que lo señalan porque no ha hecho la tarea.
Evitar la mexicanización del problema del Narco es una expresión totalmente inocua, neutral. Se ha hecho una tormenta verbal en un vaso de agua.
Una persona madura, sabia asume la afirmación y la realidad serena y objetivamente, agradece el señalamiento sin complejo de culpa. Así muestra su sentido de autocrítica, importante en todo ser humano, de manera especial en los servidores públicos.
En su aceptación de la crítica, un individuo revela su concepto de hombre, criatura inmersa en un universo de condicionamientos y limitaciones, su filosofía, que abarca su gestión de hombres de poder.
El hombre tiene la tentación de enajenarse, perder piso y soñar con ser el superhombre de Nietzsche, un dios, un Luzbel.
Sueña que tiene el poder de Júpiter, que tiene prerrogativas de Dios, que todo lo hace bien. Ay de aquél que lo critique.
Como un dios, sus palabras se realizan siempre y sus proyectos y promesas se cumplen totalmente, cumple todos sus compromisos sin fallar.
No admiten que haya ninguna falla, desviación, limitación para no alcanzar las metas en su perfección acabada, non plus ultra.
Es la filosofía, parcial, miope de los dictadores, que justifica su estilo totalitario, investido de todo poder para destruir a todo aquél que no acate la voluntad del supremo gobierno, del tlatoani.
Las obras perfectas, el poder absoluto, el derecho a disponer de la vida de las personas son atributos de Dios. El actúa siempre con sabiduría y amor.
Paradójicamente, Dios no es arbitrario y trata al ser humano con bondad y misericordia, característica de su acción en la historia de salvación, como aparece en la Revelación consignada por escrito.
La visión bíblica del hombre es la de un ser caído en la tierra, resquebrajado en su ser interior por el pecado original, muy limitado en sus ideas, proyectos, en sus realizaciones.
Hay una gran excepción, de Dios que bajó de su gloria y se hizo hombre, no hubo mentira en su boca ni perversión ni pecado en su persona. Con todo, fue de una humildad conmovedora, cumplió el oráculo: “no gritará… no hará oír su clamor en las calles, no quebrará la caña resquebrajada ni apagará la mecha que aún humea. Ciertamente él hará aparecer el juicio”.
Vino a enseñar la bondad y la misericordia, la comprensión del hombre en su ser precario y mortal.
Vino a enseñarnos el bien, el servicio del hermano, del más necesitado, sin ningún interés, despojándose de sí mismo para buscar el bienestar y la felicidad de los pobres, los que lloran, los que tienen hambre, como proclama el Sermón de la Montaña.
Existe un problema mortal:, todos los crímenes que se organizan en torno de la droga: consumo, violencia, muerte, infiltración en las estructuras gubernamentales, empresariales. Es el mal terrible que debemos combatir, es el enemigo que todos tenemos que enfrentar.
El crimen se envuelve en la niebla densa y tenebrosa de mentira, confusión, discursos inflados y fantasiosos, enajenación.
Para combatirlo se necesita la luz de la verdad que reconoce la realidad del crimen como es y los esfuerzos por combatirlo, sus logros, fracasos y tareas pendientes.
No se puede negar el crimen que golpea nuestros pueblos, el grito de los que no tienen voz y están viviendo en carne propia la situación trágica e insoportable de violencia.
Hay que escuchar a los humildes que viven en pueblos de Tierra Caliente, por ejemplo.
La situación del crimen no se arregla con la fantasía de los poderosos que pretenden solucionar los problemas con sus discursos, como por decreto, que los niegan, desde su realidad ajena al pueblo.
Al pueblo humilde, al ciudadano de a pie le toca asumir su papel, el más importante en la lucha por la justicia, la vida, la verdad.
Debe asumir, en sociedad, su papel formidable, decisivo, de soberano, como protagonista en la reconquista del estado de derecho, en la construcción del progreso, buscando su destino definitivo, tendiendo hacia la utopía, el estado y la patria ideales.
Su falta de preparación en las ideas, en el uso de libertad, retraso democrático y patrio permiten esta situación de cortinas de humo, injusticia, imperio de la maquinaria del crimen. Si el Estado de Michoacán ha llegado a esta situación de corrupción, muerte, ingobernabilidad, es porque los michoacanos lo hemos permitido.
Debemos tener los tamaños para percibir la realidad, asumirla y hacer el esfuerzo heroico de cambiarla.
La lucha es por la persona y sus valores, por la vida, no se puede asesinar al no-nacido (aborto) desde el primer momento de su concepción, ahí es donde empieza la violencia. La vida se apoya en los valores, plataformas de la justicia y la verdad en el estado de derecho.