Convocan a reunión ante declaratoria de cerro Grande como área protegida
MORELIA, Mich., 15 de julio de 2018.- Traducir una sesión legislativa a otra lengua es difícil, pero hacerlo en la de señas es una tarea tan ardua que puede agobiar, sobre todo cuando las discusiones se ponen intensas o se utilizan palabras que no tienen una seña precisa, reconoció el traductor Fernando Torres.
“Para mí es algo muy importante y gratificante porque las personas sordas también tienen derecho a tener el conocimiento de las normas o leyes que se están implementando día a día, en cada sesión; mucha gente no lo cree, pero hay muchas personas sordas que están interesados en la política, muy interesados en las nuevas normas y leyes.
“Esa responsabilidad no la podemos llevar con tranquilidad y decir ¡ay!, hoy no voy, al cabo no me están viendo, pero la verdad es que mucha gente sorda nos sigue en el canal de internet, mucha gente también ha venido a presenciar, a checar las sesiones que tenemos en el congreso”.
Para el joven no es difícil traducir una sesión legislativa, pero si tiene sus complicaciones porque hay palabras que no existen en el lenguaje de señas y entonces tienen que utilizar alguna similar que puede distorsionar el sentido de lo que se está diciendo o, de plano deletrearla.
Sin embargo, no es lo más conveniente porque muchas personas sordas no saben leer precisamente por su discapacidad auditiva y es por eso que poner subtítulos no es suficiente para que una persona sorda esté informada.
Como a cualquier persona que haya asistido a una sesión legislativa Fernando vive momentos solemnes, de tedio, divertidos o enfadosos, dependiendo del discurso, de la ley, del posicionamiento y del diputado que lo haga, pero su obligación es interpretar todo tal cual lo escucha.
Es un poco complicado, pero se puede y lo hace a la perfección, pese a las horas que está de pie, haciendo señas no solo con las manos sino con los ojos, la boca y todo su cuerpo que aparentemente está quieto.
“Sí, es pesado, la verdad, pero cuando amas tu labor no la sientes tan cansada, ya después es cuando me empiezan a doler los pies o me sale lo cansado, pero al momento no se siente… Hay cosas nuevas que me asombran y digo ¡mira!, es parte del conocimiento y no es lo mismo estar aquí, viendo cómo ocurren las cosas a estar en la calle escuchando lo que dicen los demás”.
Para Fernando el lenguaje de señas es su primera lengua porque su padre y su madre son sordos y lo aprendió desde niño para comunicarse con ellos y cuando empezó a ir a la escuela fue complementando el lenguaje oral que se le complicaba mucho por el bullying que sufría.
“Sufrí mucho tiempo de bullying, en el kínder no podía hablar normalmente porque los ejemplos de habla que tenía eran de personas adultas y me expresaba de diferente forma a los niños y, a veces, hasta los mismos papás, sin el afán de burla, pero yo lo sentía así, decían: mira habla bien chistoso y yo me iba reservando, pero como en todo, te tienes que ir adaptando poco a poco”.
Fernando ya tiene poco más de un año como traductor al lenguaje de señas en el Congreso del Estado y no solo traduce las sesiones, sino que también apoya en los informes de los diputados y en la atención a los ciudadanos que lo requieren.
Ahora considera que es necesario que los empleados del Poder Legislativo aprendan al menos lo indispensable para atender a las personas con discapacidad auditiva, como saludarlos y decirles permíteme un momento, voy a llamar al traductor.