En Michoacán, personas de bajos recursos pueden interrumpir embarazo
MORELIA, Mich., 14 de febrero de 2020.- Habitantes de la Meseta Purhépecha y de los municipios de Uruapan, Peribán y Tancítaro, están siendo obligados por el crimen organizado a vender sus tierras para la siembra de aguacate.
El coordinador general de la Comisión Estatal del Agua y Gestión de Cuencas (CEAC), Germán Tena Fernández, dijo que los pobladores así se lo han confiado y que tienen miedo a denunciar formalmente ante las autoridades por temor a represalias.
“Nada más nos reportan o nos dicen, pero no puedo siquiera revelar identidades por la represalia que pudieran tener pero es un problema serio. (…) Es la manera más fácil de lavar el dinero del crimen organizado, haciendo huertas”, dijo al anunciar los detalles del segundo concurso para conmemorar el Día Mundial del Agua.
Tena Fernández consideró que el Poder Legislativo tendría que hacer algo para frenar las ventas obligadas para el cambio de eso de suelo, ya que los integrantes de las células delictivas les llevan a los propietarios de las tierras hasta al notario para firmar los papeles.
“Tenemos que tomar ya ciertas medidas y creo que el ingeniero (Ricardo) Luna, (secretario de Medio Ambiente) está dando la batalla junto con todos nosotros”, manifestó.
Señaló que la venta obligada de tierras no es la única problemática por la que atraviesan los habitantes de la Meseta Purhépecha y de los municipios del Oriente del estado, sino que el cambio de uso de suelo originado por el boom del llamado oro verde y las berries está generando “estrés hídrico”.
“Se están perforando pozos (de agua) diariamente, algunos regulares y otros piratas porque no hay la capacidad de la autoridad federal de supervisar y cuidar eso. Llueve menos por el cambio climático, se extrae más agua del subsuelo y llegan a abatirse los pozos que ya no están dando agua y hay que perforar más profundo”, agregó.
Expuso que en Morelia los pozos de agua se perforaban a 80 y 100 metros hace ocho años y que ahora ya son 300 metros; mientras que en la Meseta Purhépecha se llega a 600 metros de profundidad.
“Va a llegar un momento en que vamos a perforar como en Guanajuato a más de un kilómetro, el problema de la profundidad son los metales pesados que contiene el agua. El cambio de uso de suelo también está haciendo que los mantos acuíferos cada día tengan menos aforo”, externó.