MORELIA, Mich., 5 de diciembre de 2018.-En el imaginario del colectivo infantil, este día es una fecha largamente acariciada, esperada, anhelada.

Y es que es el día del balance anual, de la revisión del “si te portas mal, los Santos Reyes monte van a traer nada”; del dormir temprano, pese a que la inquietud y lo impidan.

Y como no recordar ese ejercicio de elaborar la carta, poner zapato y dejar algo de comer para alimentar a sus majestades y sus bestias, que según el nuevo testamento bíblico, era una triada conformada por un caballo, un camello y el elefante.

El festejo, lleno un tanto cuanto de misticismo, pero también de mucho mercantilismo, no han pedido su esencia en sí, ni la misión de alegrar rostros infantiles, millones de ellos.

Y al igual que hace más de dos mil años, cuando arribaron a Belén, sus majestades, Melchor, Gaspar y Baltasar, arribaron a esta ciudad.

Con vistosos atuendos,.los Reyes Magos pidieron permiso a la autoridades civiles y eclesiástica para entregar los miles de juguetes a niños morelianos.

Y todo dentro de un mensaje de amor, paz y esperanza.

Fueron miles de pequeños, acompañandos de sus padres, quienes se apostaron a lo largo de la avenida Madero para presenciar la Tradicional Cabalgata de Reyes Magos.

Muchos aprovecharon para depositar sus cartas en cestas de llevaban ayudantes de los Reyes Magos, mientas que otros las lanzaban al aire en globos.

Y luego, una lluvia de pelotas y juguetes lanzados desde el balcón principal de Palacio de Gobierno, donde el Arzobispo Carlos Garfias, el Gobernador, Silvano Aureoles, y el alcalde, Raúl Morón, presidieron el evento.

Es día de Reyes y de ilusiones; de emociones y esperanza.