Energías renovables, cada vez más accesibles para el hogar: especialista
CIUDAD DE MÉXICO, 13 de diciembre de 2016.- Eric Schmitt-Matzen, un ingeniero mecánico de 60 años —y presidente de una compañía de empaques— que desde hace cinco años se disfraza de Santa Claus para alegrar y reconfortar a niños hospitalizados, cumplió la última voluntad de un pequeño de cinco años que padecía una enfermedad terminal: conocer a Santa. A su llegada, el hombre habló con él, le hizo un regalo y le dio un gran abrazo. Y mientras se abrazaban, el niño falleció; la familia, conmovida y entre lágrimas, observó la escena.
De acuerdo a Milenio, al llegar al hospital, en Tennessee, el señor Schmitt-Matzen solicitó a la familia que permaneciera fuera del cuarto, para evitar que todos rompieran en lágrimas al momento que el niño lo viera llegar. “Cuando sentí que la vida se le escapaba, miré hacia arriba con lágrimas en los ojos y dirigí mi vista hacia la ventana; en ese momento fue cuando su madre empezó a llorar”, declaró el hombre en una entrevista.
Mientras algunos hombres que se visten de Santa Claus han pasado 20 o 30 años en el oficio sin haber presenciado un hecho semejante, Schmitt-Matzen dice que a él le ha tocado vivirlo en cuatro ocasiones. “El niño parecía más preocupado por perderse la Navidad que por el hecho de morir en sí; todo lo que él sabía era que no se sentía muy bien”, dijo el hombre, que le dio al niño una patrulla de juguete que su madre había comprado.
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