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MORELIA, Mich., 3 de junio de de 2016.- Se ha perdido mucho tiempo en el “falso debate” de si los transgénicos hacen daño o no, cuando el tema central es la lógica económica que está detrás de ellos, donde están las principales afectaciones para el mundo, señalan los participantes de la mesa de Debate sobre el uso de Transgénicos en la Facultad de Biología de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.
Durante dos horas, Horacio Cano Camacho, jefe del Departamento de Comunicación de la Ciencia de la UMSNH, Daniel Moncada, diputado por Movimiento Ciudadano, Omar Chassin y Antonio Álvarez, dialogaron sobre transgénicos en el marco de la próxima celebración del Día Mundial del Medio Ambiente.
Cano Camacho consideró que había que ubicar el debate de los transgénicos, no en lo tecnológico y las supuestas afectaciones a los seres humanos, porque todos los estudios, hasta los más recientes, han demostrado que no hay afectaciones a los humanos que los consumen, porque incluso el mismo ha modificado genéticamente semillas a lo largo de su historia.
Añadió que el falso debate que lleva años solo lleva a posiciones encontradas, mientras la razón de fondo no se aborda, que es la forma en que empresas se lucran con la modificación genética, como el caso de Monsanto y las empresas que señalan los supuestos beneficios de las semillas modificadas.
Explicó que se vende la idea de que ciertas propiedades de las semillas mejoradas son necesarias cuando no es así, también el tema de la propiedad intelectual de las modificaciones genéticas es algo poco abordado seriamente y representa un riesgo, ya que no se pueden, desde su óptica, patentar a los seres vivos.
Omar Chassin, investigador, externó que el debate tiene igual números de gente a favor como en contra, así como argumentos, por lo que consideró en última instancia, las subjetividades desde las que se abordan los bandos: “al final le dices a las personas que no hay problema con el tema de los transgénicos; pero si le das a escoger entre una tortilla refrigerada hecha en Estados Unidos a una tortilla hecha a mano con el maíz prístino de Angahuan (zona libre de transgénicos en el maíz), la gente prefiere este ultimo”.