OAXACA, Oax., 31 de julio de 2016.- Con un lleno total y un público emocionado que de pie ovacionó el espectáculo dancístico de Donají, la leyenda, se realizó este domingo la segunda presentación de la historia de amor y sacrificio de la princesa zapoteca.

En el auditorio Guelaguetza, se narró una vez más la historia de quien su nombre significa “alma grande” y que fuera entregada en prenda de paz para poner fin a una guerra entre mixtecos y zapotecos.

La presentación estuvo a cargo de casi cien bailarines del Ballet Folclórico de Oaxaca,  ambientada con iluminación, efectos especiales, los sonidos del caracol y tambores que representaron cada una de las escenas.

Los personajes principales fueron interpretados por Alicia Beatriz Martínez como Donají y Carlos Alberto Rosales en el papel del príncipe Nucano.

La leyenda cuenta que en aquellos tiempos, el rey Cocijoeza, soberano de la ciudad de Zaachila, tuvo una hija a la que se le otorgó el nombre de Donají, que quiere decir “alma grande”.

Después de que mixtecos y zapotecas enfrentaron juntos a los mexicas que trataron de conquistar la región  de Oaxaca para anexarla a su imperio, una serie de eventos sembraron la discordia entre estos dos pueblos, provocando su distanciamiento y al mismo tiempo el inicio de violentas disputas entre ambos.

Donají conoce a Nucano, príncipe mixteco cuando fue hecho prisionero por los zapotecas.

Ambos condujeron a sus respectivos pueblos a un pacto de paz. Sin embargo, los mixtecas solicitaron que Donají se convirtiera en prenda de paz para garantizar la promesa del rey.

Anteponiendo el amor a su pueblo antes que su propia vida, la princesa dio aviso a los guerreros zapotecas cuando sus carceleros se encontraban dormidos, siendo estos sorprendidos y diezmados por la gente de Cocijoeza.

Este acto costó la vida a Donají, quien fue decapitada y sepulatada cerca del río Atoyac. Se dice que su cuerpo se mantuvo intacto y de su cabeza nació un lirio silvestre que de inmediato se convirtió en símbolo del pueblo zapoteco.

El Príncipe Nucano, convertido en gobernador de la gente Donají, dedico el resto de sus días a velar por el pueblo de su amada hasta su muerte.

Sus restos descansan juntos en el templo de Cuilapan.

La cabeza desprendida de Donají, con su bello rostro, y una flor de lirio brotando por su oído, es el símbolo de la ciudad de Oaxaca.