CIUDAD DE MÉXICO, 4 de febrero de 2016.- Hace un siglo, las principales causas de mortalidad eran infecciones como la diarrea o problemas respiratorios, y la esperanza de vida era de 35 a 40 años. Actualmente, con cada vez más septuagenarios, sobresalen las enfermedades crónico-degenerativas, señaló Juan W. Zinser Sierra, coordinador del Comité de Oncología de la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Medicina y oncólogo del Instituto Nacional de Cancerología.

Según un comunicado, por esta razón, los fallecimientos por cáncer han aumentado como parte de una transición epidemiológica, pues entre más vive la gente, mayor el riesgo, agregó como parte del Día Mundial contra esta afección, que se conmemora hoy 4 de febrero.

Según cifras de 2011 de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la tasa de mortalidad estandarizada como consecuencia del cáncer maligno en América Latina es de 110.7 decesos por cada cien mil habitantes. Los índices más altos están en Uruguay, con 168.4 por cada cien millares de individuos; Cuba con 143.3, y Perú con 136.6. México tiene la más baja con 75.4, pero podría ser errónea, pues en las actas de defunción no suele registrarse que la persona padecía cáncer, sino que pereció por paro respiratorio.

Causas

El estilo de vida es fundamental para aminorar la posibilidad de desarrollarlo. Es necesario no fumar, cuidar la dieta, protegerse del Sol y ejercitarse (práctica con efectos anticancerígenos, metabólicos y cardiovasculares), apuntó.

El tabaquismo es uno de los factores primordiales tanto en fumadores activos como pasivos; entre estos últimos el riesgo se incrementa si el individuo es menor (niños y bebés en gestación son los más vulnerables).

De hecho, este vicio está detrás de 30 por ciento de las incidencias, porque de ahí se derivan no sólo cáncer de pulmón, sino también de tumores en vías aerodigestivas superiores, vejiga, riñón, páncreas e hígado, entre otros.

También hay infecciones que generan proclividad, como el papiloma humano, que daña el cuello de la matriz, y la hepatitis B, que afecta el hígado; afortunadamente ambas son prevenibles con vacunas.

La predisposición genética es clave, particularmente en alteraciones de los tejidos en mama, pulmón y colon, los más frecuentes. Si dos personas están expuestas a las mismas circunstancias, pero una tiene antecedentes cancerígenos familiares, sus posibilidades de desarrollarlo son mayores.

Diagnóstico

Hay estudios que permiten un diagnóstico temprano, es decir, detectar tumores en fase inicial y sin diseminarse. En estas condiciones la curación es más probable; sin embargo, aún en casos avanzados (incluso con metástasis), según su tipo y sensibilidad al tratamiento, es factible pensar en una curación.

Es importante destacar esto último, pues se suele creer que en pacientes con metástasis el pronóstico es fatal, pero una diagnosis a tiempo favorece un mejor pronóstico. Hasta en enfermos en etapas avanzadas, según la variedad, este mal es potencialmente erradicable, lo que significa que si bien el dictamen no se hizo lo antes posible, fue oportuno.

Ejemplo de lo anterior son los linfomas, tumores testiculares o la afección trofoblástica gestacional, entre otros, pues son sensibles a la quimioterapia y radioterapia, lo que les confiere la posibilidad de recuperación o al menos de una mejoría significativa.

Tratamiento

Sobre el tratamiento, el académico resaltó que es multidisciplinario y explicó que hay estrategias locales (cirugía y radiación) y sistémicas (que operan en todo el cuerpo, como la quimioterapia, los hormonales y los dirigidos a las células tumorales, de aplicación más reciente).

Hoy en día se investigan nuevas opciones basadas en mejorar el sistema inmunológico del afectado. Además, hay dos tipos de prevención: primaria y secundaria. En la primera se trata de evitar que el mal se origine, por lo que se recomienda no fumar, ejercitarse y protegerse del Sol (sobre todo en sujetos con piel clara).

La segunda es realizar estudios para identificar el tumor en etapas iniciales, como la prueba de Papanicolaou para el cáncer cervicouterino, la mastografía en el de mama o la colonoscopía en el de colon, entre otros.