Avanzan acciones para mitigar sequía en Lago de Pátzcuaro
MORELIA, Mich., 31 de diciembre de 2014.- Una vez más México resultó reprobado en materia de transparencia y se ubicó en el lugar 103 de los 175 países evaluados por Transparencia Internacional y destacó por contar con la peor calificación de los 34 países que forman la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE).
En cuanto a América Latina, México sigue en los últimos lugares. De esta región, Chile y Uruguay están a la cabeza empatados con 73 puntos (38 más que México), Brasil tiene 43 puntos (8 más que México), mientras que la última posición se la lleva Venezuela con 19 puntos (16 menos que México) y ocupa el puesto número 161 del índice.
Si se compara con Estados Unidos y España, México está por debajo de estos dos. Estados Unidos se encuentra en la posición número 17 del índice (junto con Barbados, Hong Kong e Irlanda) al lograr 74 puntos de los 100 posibles. España por su parte se encuentra en la posición 37 del índice (al igual que Israel) al contar con 60 puntos.
El Índice de Percepción de la Corrupción 2014 no muestra ningún movimiento significativo en las calificaciones de los países de América, sin embargo, Transparencia Internacional incluye una serie de acciones prioritarias para generar cambios significativos en la región:
Poner un alto a la impunidad ante casos de corrupción, dejando de politizar y permitir los sobornos en instituciones policiales y de impartición de justicia. Además, se deben crear mecanismos que protejan y permitan a las personas alzar la voz y actuar contra la corrupción. El poder recobrar la credibilidad y confianza ciudadana por las instituciones encargadas de hacer cumplir la ley es clave para disminuir la inseguridad en la región.
Abrir al escrutinio público el financiamiento de la política, para que se sepa quién financia y por qué montos a que candidatos y partidos políticos. Esta medida además ayuda a dificultar la entrada de dinero del crimen organizado en la política e instituciones del estado.
Abordar el problema de la desigualdad incorporando la transparencia como elemento central en las inversiones sociales, de manera que los apoyos a los más pobres se distribuyan donde son necesarios y no con criterios políticos.
Crear registros públicos de quiénes son los dueños de las empresas, para prevenir que los corruptos se escondan detrás de empresas secretas, laven dinero y huyan con sus ganancias ilegales.