Atendió Policía Morelia reporte de un supuesto artefacto explosivo
MORELIA, Mich., 14 de octubre de 2013.- ¿Qué tiene en común la infancia del pueblo mágico de Tacámbaro con la de la colonia moreliana Tierra y Libertad? ¿En qué se pudieran parecer con las niñas y niños de algunas escuelas donde se practica el bullying? Se podría pensar que las coincidencias no son tantas, pero una trilogía de documentales presentados por la asociación civil Juguemos a Grabar demuestra lo contrario.
De acuerdo a un comunicado de prensa, una de las salas del Cinemex Macroplaza Estadio lució abarrotada porque la mencionada AC proyectó el trabajo que durante 2013 tuvo el apoyo del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes a través del Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE), además, por supuesto, de un equipo de expertos que conforman el equipo de dicha organización sin fines de lucro.
Aún no daban las 9 de la mañana cuando decenas de niñas y niños arribaron al cine, algunos de ellos lo hacían por primera vez y no era para ver algún estreno de Pixar, sino algo mucho mejor: verse a sí mismos en la pantalla grande, corroborar que su curso infantil dio un excelente resultado.
Vayamos un poco atrás y por partes. En julio de este año Juguemos a Grabar realizó una caravana de talleres de cine infantil para alumnos de escuelas ubicadas en Morelia, Acuitzio del Canje y Atapaneo. El objetivo era que los infantes aprendieran las herramientas básicas del séptimo arte y como meta se plantearon la realización de un documental donde se hablara del Bullying, el acoso escolar que desafortunadamente tiene una muy alta presencia en esta entidad.
Lo que se proyectó el fin de semana en Cinemex fue una llamada de alerta protagonizada por niñas y niños de Acuitzio, casos de víctimas y también de victimarios que agreden a sus compañeros porque tienen problemas familiares o simplemente porque les divierte. Con opiniones de padres de familia, profesores y expertos en la materia, el documental titulado “El Bullying escolar” invita a la reflexión y deja un hondo mensaje que sin duda permeará entre todos los involucrados: “No tengas miedo, denuncia”, una invitación abierta para que este fenómeno no crezca más ni lastime al sector más frágil de la sociedad.
Un mes antes, del 10 al 21 de junio, el crew de Juguemos a Grabar llegó a una de las colonias más antiguas de esta ciudad: la Tierra y Libertad, caracterizada por altos grados de marginación, delincuencia y calles grafiteadas. Su presencia tenía una meta clara: impartir un taller de cine a niños, niñas y adolescentes identificados como “chavos banda”, tachados de viciosos y vagos por una sociedad que atrapada en el vértigo de la sobrevivencia no los alcanza a escuchar y menos entender.
Lo que las cámaras captaron en el documental “El arte en mis calles” fue a jóvenes que combaten circunstancias adversas con talento: rapean, bailan break dance, dibujan, escriben y pintan paredes. Hay pequeños hip hoperos que no se quitan las gafas ni el sombrero de chulo, y hay los que pasan horas trazando indescriptibles criaturas que se les aparecieron en sueños. Parecen hacerse los rudos, pero cuando se les pregunta si le tienen miedo a algo, inmediatamente piensan en la familia, temen perder a sus padres, hermanos o abuelos, y es que “mis abuelitos son lo único que tengo y a veces pienso que si se mueren pues yo me quedaría solo”, menciona uno de ellos, quien a su corta edad ya luce piercings en varias partes de su rostro.
Los raperos se llaman Brandon y Roberto, lo suyo es la rima improvisada pero también se encierran por varias horas para componer temas que esperan alguna vez se hagan famosos en la radio. Cada uno tiene su clika y casi todos coinciden en “La Lechería”, una esquina de esa colonia que se ha convertido en el punto de partida para estos adolescentes con más sueños que esperanzas tangibles y que además no les caen bien a todos, como a una septuagenaria quien se queja ante la cámara: “¿Pues estos niños qué hacen además de andar de vagos todo el día?
Al final, grafiteros, raperos, compositores y bailadores hacen un llamado de atención para que se les tome en cuenta, para que la gente mayor reconozca su creatividad y los ayude a salir adelante.
Vayamos todavía más atrás en este conteo de Juguemos a Grabar, encabezado por la incansable Sonia Aburto. Era 11 de mayo cuando la AC llegó con un impresionante equipo técnico y humano a Tacámbaro, uno de los pueblos mágicos de Michoacán. La respuesta de la comunidad infantil fue masiva, así que no fueron pocos los que por varios días recibieron clases de dirección, guionismo, actuación, cámara, maquillaje, edición y varias disciplinas más.
Rodado en esos maravillosos parajes naturales y en las coloridas calles del pueblo, el documental llamado “Mi infancia en mi pueblo mágico” es el intercambio de deseos en común que aspiran a un mundo mejor, más equilibrado, con amor, amistad y valores como el respeto y el cuidado de la naturaleza.
Las niñas y niños tacambarenses expresaron todas estas ideas en el documental que cierra con una escena fabulosa: el envío al cielo de una gigantesca carta transportada por un enorme globo. No era una carta cualquiera, pues en ella se incluyeron los deseos de padres de familia, funcionarios de gobierno y principalmente de niñas y niños que encontraron en el cine una vía insuperable para que los escuchen, para que los grandes lo sepan: están conscientes de los problemas de su entorno y harán hasta lo imposible por sumarse a las soluciones.
De esta forma, la sala del Cinemex estalló en aplausos cada que terminaba un documental y sus respectivo detrás de cámaras. Meses después de los talleres todas y todos se vieron en la pantalla grande, lo que quizá no sea por única vez, pues Sonia Aburto anunció que estos documentales serán inscritos en diversos festivales especializados para que se sigan aplaudiendo más allá del territorio michoacano.
¿En qué se parecen todos estos niños? Era la pregunta del inicio. En muchas cosas: en que todas y todos persiguen sueños, irradian creatividad, son conscientes de sus problemas y quieren encontrar soluciones.
Y a todos les encanta el cine, “ya todas y todos hicieron el cine que quieren ver”.