MORELIA, Mich., 8 de mayo de 2016.-  La poda de árboles ubicados en la intersección de la avenida Solidaridad y la calzada Juárez, a causa del crecimiento exponencial de la población de garzas que pernocta en la zona, no sólo permitirá reducir el riesgo para la salud pública que representan los animales, por la presencia de zoonosis y las heces, sino la posibilidad de pérdida de los árboles, afectados por las deposiciones ácidas de las garzas, afirmó José Luis Gil Vázquez, secretario de Servicios Públicos en Morelia.

Luego de que la poda de estos ejemplares con objeto de reducir la cifra de garzas que duermen en sus ramas generara posturas encontradas en la ciudadanía, particularmente en los vecinos del área desde el rechazo a la acción por considerarla una agresión a la fauna local, Gil Vázquez acotó que esta intervención contó con la asesoría de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH) y la organización ambientalista Greenpeace, a fin de garantizar la supervivencia de los árboles que acusaban daños severos en su ramaje por las heces ácidas de las garzas, al tiempo que se prevé la permanencia de las aves.

Agregó que la población de garzas pasó, en el corto plazo, de 600 a mil 500 ejemplares, debido a que carecen de depredadores naturales, y aunado a que se alimentan de los residuos del relleno sanitario, propicia que sean un riesgo para la salud de vecinos y transeúntes y la supervivencia de los árboles.

En Morelia existen otros puntos donde se replica esta situación, como en las inmediaciones del Parque 150, donde los tordos han hecho de las camelinas su hogar nocturno.

El secretario de Servicios Públicos detalló que, en este caso, se trata de aves que migrarán en junio, si bien este comportamiento será cíclico, lo que orillará a los vecinos a aprender a convivir con la fauna que reside en el entorno urbano.

Para favorecer este proceso, la dependencia distribuirá folletos informativos, los que contaron con la aprobación y apoyo de la UMSNH y Greenpeace, para indicar tanto la necesidad de proteger el hábitat y las especies que en él residen como la integridad física y en sus bienes de los vecinos y transeúntes.