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MÉXICO, DF, 12 de marzo de 2015.- Disminuir la ingesta de bebidas alcohólicas no es un asunto moral, es un tema de salud pública, y es obligación del Estado diseñar programas efectivos de prevención que alerten a la población sobre las consecuencias físicas, sociales y económicas del consumo excesivo alcohólicas, aseveró el diputado Rubén Benjamín Félix Hays.
De acuerdo a un comunicado de prensa, al respaldar el dictamen por el que se reforman y adicionan diversas disposiciones de la Ley General de Salud en materia de bebidas alcohólicas, el legislador por Nueva Alianza advirtió que elabuso y dependencia a la bebida no sólo es una enfermedad psicológica, sino que provoca trastornos socioculturales que trascienden al individuo y genera importantes daños a nivel social.
El también integrante de la Comisión de Salud refirió que en México, alrededor del 40% de las muertes violentas en accidentes, suicidios u homicidios están relacionados con el consumo de alcohol.
Además, de cada 100 personas, 66 consumen algún tipo de producto alcohólico; 6 de ellos ya son dependientes o alcohólicos, y lo más alarmante es que 17 de cada 100 son jóvenes de 12 a 18 años, señaló.
Asimismo, por su fácil acceso, es la primera sustancia enervante de consumo en todos los sectores de la población mexicana, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Adicciones.
Por esta razón —dijo el legislador aliancista–, la Secretaría de Salud ha impulsado programas para la prevención y atención del alcoholismo.
Sin embargo, agregó, si bien se han logrado algunos objetivos en materia de protección a la salud de los mexicanos, “la realidad es que estamos ante un panorama nacional que nos obliga a transformar ese enfoque, y transitar hacia un modelo de tratamiento integral, destinado a la prevención y atención del abuso del alcohol, y no solo los efectos del alcoholismo en la población”.
“En el Grupo Parlamentario Nueva Alianza sabemos la importancia que tiene la salud de los mexicanos para lograr un verdadero bienestar social. Resulta insuficiente establecer en las normas principios y derechos sociales, si éstos no se materializan en políticas y programas que prevengan enfermedades como el alcoholismo”, enfatizó.
Este padecimiento no solo afecta el cuerpo y la mente de las personas, tiene consecuencias con su entorno y perjudica la convivencia social, concluyó el diputado.