Recupera FGE una cuatrimoto y un motor robados en Acuitzio
CIUDAD DE MÉXICO, 15 de marzo de 2016.- Cuando uno pisa el recinto de uno de los conciertos de The Rolling Stones tiene la sensación de estar ante un momento histórico. Los asistentes comentan reiteradamente que son “afortunados” de ver quizá por última vez a la banda británica con más de 50 años de historia, según publica el diario El País.
El veterano cronista musical mexicano Ismael Fausto matiza: “Llevo escuchando eso desde el 96 y aquí siguen”. El grupo ha pisado este lunes después de 10 años la Ciudad de México y durante casi dos horas de adrenalina y saltos ha constatado que su destino lo decidirán las tablas de un escenario.
Puntuales y al grano. Así han comenzado los británicos. Start me up daba inicio a uno de los eventos más esperados de la agenda musical mexicana. Sin parar un segundo para hacer el esperado saludo, han disparado con los clásicos It’s only rock ‘n’ roll y Wild Horses ante una multitud de 60.000 personas con unas gargantas a punto de estallar. Una adrenalina que los rockeros saben como pocos contagiar hacia las gradas, aunque el precio del asiento para los que no pudieron comprarlo a tiempo superaba los 800 dólares.
Mick Jagger se desplazaba de un extremo al otro como un indígena tarahumara. Punta, talón. Sobrevolando la contingencia ambiental que unas horas antes decretaba el gobierno de la capital mexicana por el exceso de ozono. Con unas reservas de oxígeno infinito, no ha dejado de mover las caderas y de saltar, como si debajo de sus pies hiperactivos le estuvieran proporcionando pequeñas descargas eléctricas. A Keith Richards le bastaba plantarse en medio del escenario con un pequeño solo para que los fans enloquecieran. Ron Wood fumaba un cigarro, mientras Charlie Watts era el único que hacía recordar que tienen más de 70 años.