MORELIA, Mich., 16 de febrero de 2016.- Miles de lágrimas rodaron por las mejillas de los más fieles.

Aunque la jóvenes eran los más eufóricos por sentir la presencia del Papa Francisco, los adultos mayores eran los más conmovidos en la explanada del Estadio Morelos.

Muchos temblaban al sentir la bendición que el sucesor de San Pedro alzaba a su paso.

“Yo vine aquí pensando en mi familia, en que esta bendición alcance para todos mis hijos.

Todos mis sacrificios hasta venir aquí hoy tiene este motivo”, comentó el señor Pablo, quien vino desde Villa Madero.

Aunque no pudo estar tan cerca como le hubiera gustado, la señora Carmen desde su silla de ruedas oró por la salud de los presentes.

“A mí que tanta falta me hace y por todos los que la necesitan; para que Dios nuestro señor alivie todas nuestras dolencias”.

Julia, todavía con los ojos llorosos y la voz entre cortada no podía dar crédito a qué estuvo tan cerca del Papa.

“Tal vez es la única vez que lo vea, pero es algo que voy a recordar para toda la vida”.

Arturo y Luis corrieron por todo el estacionamiento agitando la manos como muchos otros jovencitos.

“Aquí estuvimos muchas horas, pero todo ha valido la pena”.

Al escuchar el mensaje del Papa Francisco, el júbilo se desató a cada momento entre los asistentes.

Tal vez el grito más hondo se dio cuando el Papa se refirió al cariño con el que ha sido residido en esta tierra.

A menudo los asistentes exclamaban un sí, un no, como si te tratara de un diálogo personal con el Papa Francisco.

Ya al final los asistentes, se persignaron y aplaudieron por un algo momento para nuevamente el Cielito Lindo.

Muy satisfechos de haber vivido el encuentro papal de cerca siguieron el protocolo de seguridad para desalojar las inmediaciones del Estadio Morelos.

Aunque la circulación continúa controlada, existe una gran movilización de unidades de transporte público.