Decomisan droga de 3 centros nocturnos en Morelia; hay un detenido
MORELIA, Mich., 24 de enero de 2016.-“El pochos” está delgado. Mucho. Hoy “trabaja” en el crucero de Ventura Puente con el río, mañana quién sabe. Es desconfiado porque andar en la calle le ha enseñado a no confiar fácilmente. “No, pos no, si es para internet mejor no” dice el limpiaparabrisas y explica que su familia no sabe lo que hace, que él casi no se dedica a eso. Finalmente accede a la entrevista cuando le digo que no tomaré sus generales ni fotos.
Tiene 24 años, de los cuales ha pasado los últimos ocho limpiando parabrisas de manera intermitente. “El pochos” no es de Morelia, viene del interior del estado, no aclara de dónde. Platica que él no se dedica a eso desde niño, “de morrito andaba jalando en los mercados, así me la rolaba”. Llegó a esta actividad cuando migró a la capital del estado, porque no encontró condiciones para otros trabajos, “unos compas me acercaron y pos ya sale algo”.
Me cuenta que saca entre 100 y 150 pesos diarios con los que compra de comer, pañales y algo de leche para su hijo de nueve meses. Me junté con una morra y tengo un chavito, pero ya me separé, pero pos necesita sus cosas y hay que dejárselas, dice mientras sacude su trapo.
Explica que a veces sí llegan del gobierno pero nomás “pa’ chingar”, nunca para echarles una mano. Hace poco pasaron los tiras, nos dijeron que nos fuéramos o que nos iban a llevar y nos tumbaron el varo, cuenta. Me dice que él no ha necesitado albergue porque un tiempo logró trabajar para una empresa y sacó una casita de Infonavit, por lo que no paga renta.
El limpiaparabrisas platica que no quiere quedarse haciendo eso toda la vida, ya ha metido solicitudes a diferentes empresas de Ciudad Industrial y en el Mercado de Abastos para ver si consigue “jale”, estoy esperando que me marquen pa’ la entrevista, dice enseñando su teléfono celular, “mientras estoy en esto, porque ya lo he hecho y ya le sé”. Cuenta que terminó hasta la secundaria, que sabe de mecánica un poco, que ha sido chofer y que le sabe a la albañilería.
La experiencia de “El pochos” en la calle le ha traído algunos problemas, me platica que a veces hay chavos muy chicos limpiando los parabrisas, “pero pos están morros, y lo hacen mal, tons la raza se encabrona y ya después no quieren que limpiemos, nomás nos queman”. Explica que llegan personas muy enojadas y ellos aguantan, tratan de ser amables, “pero llegan bien bravos los güeyes aunque uno llegue buen pedo. Una vez un vato se me dejó ir y lo tumbé, me echó la patrulla y me pelé. Ya después lo volví a ver y le pedí disculpas, sigue pasando y ya hasta me deja lana, es ‘cliente’ pues” dice mientras se ríe.
Ya han transcurrido cinco “rojos” del semáforo y “El Pochos” se empieza a desesperar. Me dice que se le va a ir la hora chingona, se despide, le dejo unas monedas y seguimos los caminos.