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MORELIA, Mich., 25 de octubre de 2015.-Recientemente se puso en marcha en México el proyecto de investigación “Microbiota y microbioma. Nuevas aproximaciones en medicina: de la teoría microbiana de la enfermedad a la relación macrobioma y salud”, encabezado por Samuel Ponce de León R., jefe de la División de Investigación de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM, y Yolanda López Vidal, jefa de la Subdivisión de Investigación Clínica de la misma entidad.
De acuerdo a un comunicado emitido por la UNAM, se dio a conocer que la microbiota, es decir, el conjunto de microorganismos (bacterias, hongos y arqueas, entre otros) que conviven en distintas partes de nuestro cuerpo y funcionan en equilibrio y organizadamente en pos de la salud humana, representa un nuevo paradigma para la medicina.
“Nuestro principal objetivo es saber cuáles son las características más generales de la microbiota y el microbioma (conjunto de esos mismos microorganismos más sus genes) en sujetos mexicanos que presentan algunos padecimientos particulares, como síndrome de intestino irritable (SII), diarrea asociada al uso de antibióticos y síndrome de ojo seco (SOS); así como cuál es su conformación en quienes no sufren enfermedad, a fin de fijar el perfil normal de ese universo de microorganismos”, explicó Ponce de León.
Los microorganismos que habitan en cada humano son alrededor de 10 veces más numerosos que las células que conforman su cuerpo. La piel, los conductos auditivos, los orificios nasales, el tracto digestivo, el genital…, todo está cubierto por ellos en un estado de equilibrio con el organismo para realizar diversas funciones, muchas aún desconocidas.
Para este proyecto se integró un grupo de investigadores de las facultades de Medicina y de Ciencias, del Centro de Ciencias Genómicas y del Instituto de Ecología de la UNAM, así como del Hospital General de México, del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición, y del Instituto de Oftalmología Conde de Valenciana.
Los universitarios trabajarán con cuatro poblaciones. La primera estará formada por sujetos normales que donarán muestras de heces; la segunda, por pacientes con SII (con su respectivo grupo control para observar las diferencias entre uno y otro); la tercera, por individuos con diarrea asociada al uso de antibióticos utilizados para tratar la colitis por Clostridium difficile, una enfermedad que ya constituye una grave epidemia en múltiples instituciones médicas.
Y la cuarta, por pacientes con SOS, la causa más frecuente de consulta en el área de oftalmología (sus síntomas son visión borrosa, ardor, picazón o enrojecimiento en los ojos, sensación arenosa o abrasiva y sensibilidad a la luz).
Es probable que en los resultados de esta investigación haya variaciones que dependerán de la edad de los sujetos estudiados, de su estado nutricional, del lugar donde viven, de la profesión u oficio que desempeñan, de su tipo de dieta, incluso de su forma de nacimiento (por cesárea o por vía natural).
Cada día se sabe más sobre la microbiota y el microbioma humano; sin embargo, en opinión de López Vidal se debe explorar más cómo propician el equilibrio en el organismo, porque parece ser que su sola presencia resulta insuficiente para explicarlo. Así pues, habrá que analizar qué tanto la función que llevan a cabo en conjunto es lo que da como resultado ese equilibrio de salud.
En Latinoamérica los estudios todavía son escasos. Sin embargo, a diferencia de lo que sucedió en el país con el genoma humano (no se comenzaron a estudiar las patologías a partir de él hasta muchos años después de su desciframiento), ya se innova en distintas disciplinas. Por ejemplo, en lo que respecta a la función de la comunidad microbiana en las patologías arriba mencionadas, la investigación en México ha alcanzado el nivel de la que se efectúa en los países más avanzados.
“Con ello damos un giro a la idea del análisis individual de los microorganismos y las enfermedades en los humanos. La complejidad se incrementa exponencialmente, pero lo que vamos a saber en pocos años de seguro nos va a sorprender.
Ojalá este trabajo ayude también a entender mejor el equilibrio que los humanos hemos de mantener tanto internamente como con el ambiente, porque así como el desarrollo tecnológico, la sobrepoblación, la contaminación y el cambio climático afectan el entorno, todo parece indicar que los cambios y alteraciones a nivel microscópico se manifiestan en el cuerpo humano como enfermedades”, concluyó Ponce de León.