Balcera al oriente de Uruapan; autoridades están en el lugar
MORELIA, Mich., 15 de enero de 2016.- Desde hace unas semanas fueron apareciendo sin causar mayor alboroto. En la Cerrada de San Agustín fue de los primeros lugares en Morelia donde la iniciativa colectiva se manifestó; unos clavos en una mampara desde donde cuelgan algunos suéteres, bufandas, chamarras y gorras para el frío, y una lona en la que se lee: “¿Tienes frío? Toma 1, ¿Quieres ayudar? Pon 1”.
Hay días que los clavos están vacíos, otros más apenas hay alguna prenda. En pasados días el comentario general era que casi no hacía frío, incluso algunos afirmaron que la noche de Año Viejo hacía calor. Pero los frentes fríos estaban agazapados, y desde el miércoles pasado se intensificó el frío de manera brutal por la llegada de uno de ellos, el número 28, que ha dejado helada a la ciudad de Morelia y a gran parte del país.
La noche del jueves algunas personas altruistas ya dejaban ropa otra vez en los clavos, y una fila de personas esperaban para ponerse algo contra el frío. Para la señora Graciela, una mujer de aproximadamente sesenta años, el ayudar al prójimo es elemental. Cuenta que pasó por la cerrada y vio el letrero, le llamó la atención y desde entonces deja alguna prenda ahí, “a veces un suéter, a veces un saco, a veces una bufanda, o lo que se pueda”.
Una señora, que se prueba un suéter de colores, dice que vio otros tendederos en San Francisco y cerca de la Cruz Roja, en la avenida Ventura Puente, pero el de San Francisco ya no está, aclara. Se le nota la condición difícil de vida, dice que ya no aguanta el frío y agradece que la gente haga esas cosas. Toma una gorra, se la coloca y se va perdiendo por la Plaza de Armas.
La señora Graciela dice que se siente satisfecha por ir y regalar algo que ayudará a otros, platica que eso no lo había visto en Morelia, sólo en la televisión, que lo estaban haciendo en el Distrito Federal. La iniciativa se ha dado en otras ciudades, en otros países, ahora también en Morelia, en Tacámbaro y en Zamora.
Una vendedora ambulante se acerca y se mide un saco rojo; le queda bien, sonríe y prosigue en lo suyo. El lugar se va quedando solo, aun hay ropa tendida, en espera de algún friolento que la use. El anuncio no tiene logotipos de nada, ni partidos políticos ni asociaciones, si caso unas caritas contentas. La ausencia de logos se presta a para el altruismo anónimo y bien intencionado, o para que algún vivales se sirva con la cuchara grande.