Imposible la incineración de normalistas en Cocula, asegura MC

MORELIA, Mich., 16 de febrero de 2015.- Coordinador Académico de la Especialidad en Antropología Forense de la Escuela Nacional de Antropología e Historia y perito en la materia acreditado por la Procuraduría General de la República (PGR), Jorge Arturo Talavera González afirmó categórico: “en ese lugar que nos mostraron, el basurero de Cocula, Guerrero, no pudo hacerse la cremación de 43 individuos. Imposible”.

Según un comunicado de prensa, en conversación grabada con Andrés Treviño, jefe de Redacción de El Ciudadano, órgano de difusión nacional de Movimiento Ciudadano, Talavera González enumeró los argumentos que sostienen su afirmación (coincidente con las de otros científicos, como el Dr. Jorge Montemayor Aldrete, investigador titular del Instituto de Física de la UNAM):

• Un basurero produce gas metano. Una hoguera de las dimensiones necesarias para quemar a 43 individuos, habría producido una explosión y todo el basurero se habría incendiado. Además, la intensidad de la radiación habría impedido a cualquiera acercarse lo suficiente para alimentar el fuego.
•    El principal factor para la combustión de un cuerpo es la grasa corporal, más inclusive que cualquier combustible o acelerante añadido: madera, plástico, llantas, diesel, gasolina, etcétera. En el caso de los 43 estudiantes, se trata de varones jóvenes, individuos con menos grasa corporal y difíciles de incinerar; sus músculos son más fuertes y sus huesos más densos que personas de sexo femenino o de otras edades. Lo anterior implica que la hoguera requerida debió ser mucho mayor que la del basurero de Cocula, la noche del 26 de septiembre de 2014.
• La grasa corporal se impregna a la tierra y en el basurero de Cocula no hay indicios de grasa, sólo cenizas. Se ve quemado, sí; en un basurero siempre queman cosas, y no dudo que hayan quemado a alguien ahí antes; pero quemar a 43 personas, imposible. No es cierto. Es una mentira.
• El espacio en el que dicen que los quemaron es muy reducido para 43 cuerpos.
• La vegetación alrededor del sitio de la supuesta cremación, se aprecia verde; y, si bien no se hubiera encendido por ser leña verde, se habría secado e impregnado de hollín. Cuando el sitio fue presentado a los medios, aún no había transcurrido tiempo suficiente para que se regeneraran las plantas.
• En fotos y videos que aparecieron en los medios de comunicación se advierten pedazos de plástico y restos de unicel a pocos metros del círculo de piedras, cosas que se habrían fundido por el calor.
• No es creíble una limpieza tan exhaustiva del lugar. Algo se les habría pasado. Se presentaron coronas y amalgamas de dientes, pero ningún padre ha declarado que a su hijo se le hubiera hecho algún trabajo así.
•    La estación meteorológica de Cocula registró que estuvo lloviendo toda la semana, incluida esa noche del 26 de septiembre.

El Dr. Talavera es perito habilitado por la PGR en el paradigmático caso de Rosendo Radilla Pacheco, desaparecido en Atoyac de Álvarez, Guerrero, en 1974, por cuyo caso  la Corte Interamericana de Derechos Humanos condenó en noviembre de 2009 al Estado mexicano por violación grave de derechos humanos.

Advirtió en la entrevista: “Trabajamos con las víctimas, pero no estamos a favor de las víctimas. Un perito forense debe ser imparcial: ni con Dios ni con el Diablo, porque entonces tu opinión técnica-científica va a estar sesgada. Debes decir la verdad por  dura que sea, aunque a veces le cueste a uno la vida, así como a los periodistas.

Recordó el Dr. Talavera que países como Estados Unidos, España, Francia e Inglaterra, le llevan a México años de ventaja en investigación y tecnología. En América Latina, dijo, las guerras sucias y las dictaduras militares propiciaron la formación de equipos como el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), que fue el primero en Latinoamérica, apadrinado por un antropólogo estadounidense fallecido el año pasado: Clyde Snow.

Lo que se hacía en Argentina y otros sitios y se sigue haciendo en México, es que no hay metodología para búsqueda y recuperación. La hacen los policías o Protección Civil, con gente que no está capacitada para hacer un registro adecuado y es ahí donde se pierden los indicios.

Finalmente, Talavera González atribuyó a “falta de voluntad” el rezago de la antropología forense en México.  Citó dos ejemplos: los servicios periciales de la PGR solamente cuentan con seis antropólogos forenses y la Procuraduría General de Justicia del DF tiene cuatro. “No es permisible, debe haber más gente”, enfatizó.