Implementarán operativo para evitar huachicol de agua en Zirahuen
MORELIA, Mich., 7 de abril de 2015.- Durante los últimos días ya se le complicaba el andar.
Caminaba con dificultad los portales del Centro Histórico, en medio de saludos y “el cruce de información”.
De hecho, su nivel de trabajo bajó y se le veía por largas horas en las bancas de cantera de Palacio de Gobierno, las que encuentran en el acceso de Madero y el de Juárez.
Se le conocía como “El Gordo”, pero su nombre de pila era Noé Infante.
Falleció hace unas horas, víctima de una enfermedad degenerativa.
Aun así, hasta el momento de su deceso, fue un hombre de acción.
Tendría unos 65 años.
De hecho era el más veterano y experiencia en el área de inteligencia del gobierno michoacano.
Durante su paso por Gobernación, Noé “El Gordo”, vio pasar 8 gobernadores.
Desde la época de Torres Manzo hasta el saliente gobierno de Salvador Jara.
“Fue un hombre que trabajó por y para la gobernabilidad y estabilidad de Michoacán”, declaró un alto funcionario del gobierno estatal.
Nunca recibió un reconocimiento.
De hecho, el anonimato fue parte de su personalidad.
No es que su área fuese ingrata. Son los protocolos para ellos.
Noé Infante ingresó a la edad de los 35 años a las áreas de inteligencia de la Secretaría de Gobierno.
Era un hombre robusto, corpulento, de brazos fuertes. De hecho en sus años mozos fue campeón en halterofilia.
A Noé Infante le sobreviven dos hijas. En noviembre también la tragedia llegó a su familia y los sorprendió con la muerte de su único hijo.
Su paso por la SG no fue fácil. Vivió los tiempos más álgidos de un Estado convulso.
Encargado de “revisar” universidades, Casas de Estudiantes, y gran parte del movimiento social, Noé también fue mudo testigo del nacimiento del Frente Democrático Nacional, embrión de la nueva izquierda en el país, asentada ahora bajo las siglas del PRD.
Amigo de periodistas, fotógrafos, diputados, funcionarios, gente de todas las expresiones políticas, Noé Infante tenía como misión conseguir la información que diera certeza al gobierno.
Hasta su muerte fue un hombre institucional. Trabajó para ellas.
Fue un elemento importante durante los momentos de la crisis magisterial.
También fue testigo de otro movimiento de impacto nacional: el nacimiento del Movimiento Democrático Magisterial, que a la larga de convertiría en la Coordinadora de Trabajadores de la Educación.
Pluma y libreta en mano, se hacía pasar como reportero. O de fotógrafo, de campesino, de simpatizante de la oposición.
Y pese a no contar con los recursos económicos disponibles, acudía a todos los recursos disponibles para acceder a la información, al discurso del dirigente político social; al reporte del mitin.
Todo por la gobernabilidad.