MÉXICO, DF, 11 de octubre de 2015.-  De acuerdo con el Sistema de Alerta Sísmica Mexicano, nuestro país se encuentra en una de las zonas sísmicas más activas del mundo, comentó el vicepresidente de la Cámara de Diputados, Alejandro Ojeda, quien agregó que para los sismólogos y el propio sistema de protección civil, “no hay duda de que puede presentarse un terremoto igualo o mayor que el de 1985”.

Sin embargo, enfatizó, hasta donde la ciencia alcanza todavía no se puede predecir cuándo ni en qué momento se puede registrar un sismo de grandes magnitudes, porque “lo mismo se puede presentar hoy o mañana, que pasar cien años sin que suceda nada”.

El diputado federal del PRD añadió que además existen otros riesgos igual de importantes para la ciudadanía, como son el volcánico, el hidrometeorológico, de tornado, ambiental o solar. Ante ello, subrayó, deben intensificarse las campañas de prevención.

En el marco del Día Internacional para la Reducción de los Desastres a celebrarse este 13 de octubre, el legislador mencionó que presentará un punto de acuerdo para solicitar información sobre los avances en el Sistema Nacional de Protección Civil, buscando desde luego la implementación de un sistema integral de alerta que permita a la población advertir sobre posibles riesgos.

Declaró que esta alerta integral se encuentra como texto vigente en el Distrito Federal y dio a conocer que en breve presentará una iniciativa para impulsar los cambios a la ley y reglamentos, a fin de que a nivel nacional existan los instrumentos necesarios para advertir a la población en materia de prevención de desastres.

Refirió que ejemplo de esta alerta integral son los recientes simulacros en el D.F., en los que se utiliza el C4 como medio de información en materia de alertas.

Destacó que dicha forma de operar deriva de la alerta integral que hoy está vigente en la Normatividad de Protección Civil en el D.F, la cual fue una iniciativa promovida por el propio legislador cuando ocupó una curul en la ALDF.

Aseveró que más que alarmarse, la sociedad mexicana debe ocuparse en la prevención para mitigar lo más posible las repercusiones que pudiera dejar un terremoto de gran magnitud.

Expresó que el temblor que sacudió a la Ciudad de México el 19 de septiembre de 1985 fue un parteaguas en materia de protección civil, pues ha habido muchos avances en el diseño de alertas tempranas, las redes de monitoreo, la sismo resistencia y seguridad estructural, entre otros.

Sin embargo, sostuvo que todavía “falta mucho por avanzar; ir más allá de los meros simulacros” que, por supuesto, deben seguir haciéndose, pero complementarlos con campañas permanentes para que la gente sepa qué hacer, a dónde acudir, qué lugares pueden acondicionarse como albergues temporales, entre otras acciones.

Consideró fundamental que la gente tome conciencia de que cerca de 7.4 millones de habitantes y 2.2 millones de viviendas de la Ciudad de México y su zona conurbada se encuentran en la zona sísmica 3, es decir, con suelo lacustre, que favorece la ampliación de las ondas sísmicas.

Además, abundó, hay 334 centros de salud y 5 mil 210 escuelas en esa misma región, que obligan a retomar y fortalecer los esfuerzos de las diversas instituciones, para aplicar los conocimientos sísmicos a la mitigación de los efectos de estos fenómenos.

Expuso que actualmente contamos con la Ley General de Protección Civil, que ya de suyo representa un avance fundamental, aunque consideró que es muy importante que las autoridades encargadas de auxiliar a la población en caso de desastres, constantemente practiquen los protocolos para que la ayuda sea eficaz y pronta.

Recordó que en 1985 las autoridades de los tres niveles de gobierno “se quedaron pasmadas y sin saber qué hacer” ante la magnitud de la tragedia, siendo la sociedad la que tomó en sus manos las acciones de rescate y ayuda a los miles de afectados.