Cultura de la paz y fortalecer los DH, el reto: asociaciones civiles
MORELIA, Mich., 20 de agosto de 2014.- El arzobispo de Morelia, Alberto Suárez Inda, envío una carta de agradecimiento al Papa Francisco por la misiva que el máximo jerarca de la iglesia católica le envió con motivo del 50 aniversario de su ordenación sacerdotal.
En la epístola, se mostró complacido por la bendición apostólica que impartió a “la amada Iglesia diocesana de Morelia” y le compartió que en el marco de su celebración ordenó a siete nuevos presbíteros “que vienen a rejuvenecer con su entrega a esta Iglesia”.
A continuación el texto íntegro:
Al Santo Padre Francisco
Ciudad del Vaticano
Santo Padre:
Recibí hace unos días de manos del Señor Nuncio, Mons. Christophe Pierre, la carta en la que Su Santidad me expresa de manera muy cordial su felicitación por el cincuenta aniversario de mi ordenación sacerdotal, y amablemente imparte la Bendición Apostólica a su servidor y a toda esta amada Iglesia diocesana de Morelia.
Le aseguro, Santo Padre, que su mensaje ha llegado a mi corazón como una clara resonancia de la voz de Jesús que, miserando et eligendo, me ha llamado y me sigue llamando a su amistad y a su servicio a favor de su Pueblo.
No acabo de admirar y agradecer los favores inmerecidos del Señor que se ha querido valer de mi pequeñez para realizar su obra. Al celebrar ayer la Eucaristía con motivo de este Jubileo, tuve el gozo de ordenar a siete nuevos presbíteros que vienen a rejuvenecer con su entrega a esta Iglesia particular que, como árbol plantado junto al río, sigue floreciendo y dando frutos.
Un signo hermoso de comunión eclesial fue la participación de quince obispos: los tres auxiliares, los que forman parte de esta Provincia Eclesiástica y otros hermanos en el episcopado que en un tiempo fueron miembros de nuestro presbiterio. Enorme consuelo ha sido el que concelebraran más de trescientos sacerdotes y estuvieran presentes también los más de trescientos seminaristas, además de familiares y amigos de los ordenandos que colmaron el patio central de nuestro Seminario Diocesano.
Recordando el texto de la Tercera Carta del Apóstol San Juan: quise manifestar mi sentimiento más profundo: No hay mayor alegría para mí que el saber que mis hijos caminan en la verdad. En medio de las muchas preocupaciones y penas que nunca faltan al Obispo, el Señor me regala también en su bondad el ver signos claros de la acción santificadora de su gracia en las personas y las comunidades.
Obedeciendo con espíritu de fe lo que Su Santidad personalmente me pidió en la audiencia del 21 de mayo pasado, quiero seguir sirviendo con amor y alegría en la medida de mis fuerzas, ciertamente disminuidas, a este pueblo numeroso que tiene muchas y grandes necesidades de toda clase. Confío en que mientras tanto, se me conceda la fortaleza y la sabiduría que sólo el Espíritu Santo puede dar.
Santo Padre, no me queda más que expresarle el cariño y el reconocimiento mío y de toda esta comunidad eclesial que ofrece a diario la oración a Dios Omnipotente por el ministerio petrino que con intrepidez y humildad evangélicas usted va realizando a favor de la Iglesia universal y de la humanidad entera.
Su servidor en Cristo Jesús,