Va Ramírez Bedolla por preservación del lago y manantiales de Pátzcuaro
MORELIA, Mich., 7 de noviembre de 2014.- La situación de los derechos humanos en México sigue igual, si no es que empeora, dice al periódico español El País José Miguel Vivanco, director para América de Human Rights Watch.
En México “hay una continuidad en las políticas anti narcóticas y siguen los cuerpos de policía mafiosos e incompetentes. Se mantiene un contexto de impunidad, con escasos resultados en las investigaciones, sobre todo, de desapariciones”, dice directamente y señala que no es posible sostener que el país esté mejor.
El defensor internacional de los derechos humanos asegura que hay una evidente responsabilidad del Estado en los hechos recientes del estado de Guerrero, pues “aunque detrás esté el narco, son funcionarios públicos, policías de Iguala los que atacan y secuestran. Y después hay un fallo en la reacción estatal y federal”.
Sin embargo, las visitas a México le han dado a José Miguel Vivanco una peculiar claridad en el asunto de los derechos humanos en México. Para él más que el narco o las mafias, el enemigo a vencer es la impunidad.
“Es la impunidad, la falta de rendición de cuentas. Los poderosos no pagan. Hay permanentes atajos, no hay investigaciones serias; los casos se resuelven mediante presiones y abusos. Impunidad, por ejemplo, es que desde 2006 no se haya registrado ninguna condena por desaparición forzada en México. Y ese es el contexto que permite a policías como los de Iguala disparar sin rendir cuentas a nadie”, asegura el defensor internacional de los derechos humanos
En Human Rights Watch no hacemos encuestas ni comparaciones porque hay demasiadas diferencias entre países. “Pero en violencia, corrupción e impunidad y violaciones de derechos humanos en la guerra contra las drogas, México está entre los casos más graves desde la época de Calderón”.
Para el observador internacional, México sólo podrá salir de esa espiral de violencia e inseguridad en la que se encuentra atrapado con voluntad política, pero no alimenta grandes esperanzas, porque “de Tlatelolco nunca se salió, nunca se estableció la verdad completa. Y tampoco en Chiapas ni con los abusos en el mandato de Felipe Calderón.